3. "Contra las cuerdas"

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Dejando atrás el medio día, el sol ya trataba de perderse en el horizonte, queriendo esconderse para dar paso a la noche. Parte del bosque empezaba ya a oscurecerse, por lo que había que prepararse para la segunda noche. Keisuke descansaba a escasos centímetros del fuego que encendió hace un momento de la hoguera.

Clavado en un palo robusto y puntiagudo, se cocía un hurón destripado. Esa seria la cena de el y su compañera. Seguían sin beber, así que si al día siguiente no encontraban nada con lo que apagar su sed, no volverían a ver caer la noche.

Cuando la carne estaba ya tierna y tostada, Keisuke apartó el animal y empezó a despellejarlo en trocitos.

-No me agrada demasiado tener que..comerme a este pobre animalito. -comento Aria, sentada también al lado de la fogata

-No nos queda otra, no hay otra forma de alimentarse, debemos dar gracias a que habiten animales aquí, de no ser por eso no nos quedaría mucho tiempo de vida, como con el agua.

La chica bajo la mirada, fijándose en las llamas que se avivaban y propagaban con la leña y madera que sólo conseguia arder un poco más. Varias chispas ardientes salían disparadas a los lados, acompañadas de cenizas. Keisuke le extendió varios trocitos despellejados del animal, y ella no tuvo otra que agarrarlos de un puñado con la punta de las yemas y con mala cara.

Le daba cosa simplemente, y pena por el hurón. No estaba segura de comerlo o no, pero al tener bastante hambre, le daría igual. Tan solo sería un pequeño bocado. Al saborear la carne encontró el buen sabor que tenia, que le dejaba con ganas de mas. Se sintió peor, por el simple hecho de haberle gustado.

-¿Como esta? ¿Lo quieres más hecho?

Aria negó la cabeza, estaba bien tal y como estaba.

-Solo me da fatiga, comer del hurón. Hace que me sienta culpable, nada más

-Bobadas, no te preocupes por la vida de los animales y preocúpate por la tuya -diría Keisuke- Son ellos o el hambre. Y no podemos sobrevivir hambrientos.

-Lo sé Keisuke. Pero sigue sin terminar de gustarme.

Terminaron más tarde de comer, y ella se encargo de apagar la hoguera sacudiendo tierra sobre el fuego con el pie para apagarlo. Lo consiguió, y Keisuke se dedico a recoger las provisiones sobrantes, lo esencial. Eso incluía toda la comida, porque pertenencias no tenían muchas.

-¿Que estás haciendo? -preguntaría, mientras se acercaba a su compañero

-Hay que recoger lo importante e irnos. No podemos quedarnos esta noche aquí después de todo ese humo que generó la hoguera. Sabrán que estamos aquí

En parte tenía razón. Los demonios que hayan visto ese humo vendrán aquí directos al caer la noche, con la intención de arrasar con todo.

-Lo mejor sería buscar una cueva, o algo parecido -el chico pensaba en voz alta- De ser así, con un poco de suerte puede ser que encontrasen algo de agua en la profundidad de alguna cueva

-Sigo pensando que hay algún río por aquí y que no debe quedar muy lejos

Ella estaba convencida de que no les iban a soltar en una prueba a sobrevivir en un bosque en el que no hubiera agua. Algo habría, solo tenían que encontrarlo.
Pero eso ya deberían de comprobarlo por la mañana, al estar oscureciendo no es momento. Acabaron de deshacer ese mini campamento, y no tardaron en volver a moverse. Dejaron atrás el lugar y continuaron explorando el bosque frondoso. Ellos dos habían estado demasiado tranquilos todo este tiempo, a diferencia de muchos otros. Pero esa tranquilidad no duraría mucho.

Kimetsu no Yaiba SDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora