31. "Ordenes de Muzan"

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Unos días antes.

Mientras nuestros héroes entrenaban dando todo lo que tenían, bajo las sombras y la tutela de Kibutsuji, los hilos se movían sin descansar. A diferencia de los humanos, los demonios no duermen ni reposan. Tan sólo comen..devoran..matan..

Sin piedad ni compasión, la amenaza que estos suponen a las personas es mayor de la que puede parecer. ¿Es para los demonios una amenaza el cuerpo de cazadores?

¿Son lo suficientemente fuertes como para repelerlos sin problemas? ¿Tienen alguna oportunidad contra ellos?

Tan rápido como un escalofrío, la sensación de una conexión momentánea en la sangre que recorría su nuca lo golpeó con toda la dureza que aparentó tener. Yondur se llevó la mano a esa zona, cerrando levemente los ojos. No está acostumbrado a sentir dolor, debido a que es un demonio.

Lo único que puede dañarlos son las hojas de las espadas de esos estúpidos humanos. Observó donde se encontraba, porque ya no está en aquel callejón devorando al banquero que le pidió Muzan. Se le erizó la piel al ver su ubicación.

-La Fortaleza Infinita..

Es la primera vez que la visita, pero lo que le sorprende y no entiende es como terminó allí de un segundo a otro si no ha sido su propia voluntad. ¿Habra sido la del amo Muzan?

-Yondur..

La Tercera luna menguante se dio la vuelta al oir su nombre. Frente a él estaban sus tres lunas inferiores; Azazel, Azami y Dexx. Miró a su alrededor, buscando la presencia de algún demonio más, o siquiera del amo. Pero nada.

-Os ordené mantener las posiciones.- Comentó la luna menguante.- Deduzco que no ha sido vuestra decisión aparecer aquí.

Como esperaba, las tres negaron el hecho. Entonces se trataba de algo más importante, quizá una charla inesperada, algo nuevo que tenían que oír de primera mano.

Abandonaron la plataforma en la que se encontraban lanzándose al vacío, sin el miedo de terminar aplastados en el suelo. Caer a través de la Fortaleza era muy distinto a caer desde una gran altura en el mundo real, la gravedad funciona diferente allí.

-Es ahí.

Observaron bajo sus cabezas una plataforma algo derruida con varios demonios reunidos en silencio. Decidieron acercarse y aterrizar junto a ellos. Todo lo que suponía sería cierto.

-Yondur.

De nuevo, escucho su nombre. Pero esta vez no provenía de ninguna de sus lunas. Observó a una mujer especialmente hermosa, con la cara perfilada, el pelo suelto del color del mar. Era todo lo pálida que una mujer humana querría aparentar con maquillaje, solo que para ella es natural.

-Anubis.- Respondió pronunciando el nombre de la chica. Estaba claro, todas las lunas Menguantes están por reunirse.- Cuanto tiempo.

-Y que lo digas. Siempre es un gusto ver esa cara tan mona que llevas..- dejó caer mientras se llevaba la mano a los labios, ocultando su pícara sonrisa.

Yondur arqueó una ceja, ignorando completamente el comportamiento de la mujer. Observó como, detrás de ella, se encontraban tres demonios arrodillados y mirando el suelo. Esas serían sus lunas inferiores.

Kimetsu no Yaiba SDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora