16. "Reunion de pilares"

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Durante generaciones, los cazadores de demonios han tenido que enfrentar todas las amenazas que los demonios representaban y amenazaban contra la vida de los seres humanos.

Han estado dispuestos a entregar sus vidas por el cuerpo, por las vidas de inocentes y por esta lucha constante que existe por erradicar el mal de los demonios de la faz de la tierra, de Japón. Sólo los más fuertes son capaces de sobrevivir lo suficiente para convertirse en auténticas leyendas que dejan su huella en el transcurso de la historia, ya sea por sus hazañas o por su fuerza y valentía.

Aquellos logran alcanzar un poder casi divino, que sobrepasa el potencial humano, son obsequiados con el título de pilar. Los pilares desde hace cientos de años son los encargados de proteger a todo el cuerpo, incluyendo sus rangos inferiores. Son los que enfrentan a las mayores amenazas que Muzan Kibutsuji ha sido capaz de crear en su contra.

Estos luchadores alcanzan su estado gracias a un talento oculto en su interior, al esfuerzo que realizan con el entrenamiento con el que se les prepara, o por su fuerza de voluntad, que es capaz de brillar y avivarse con más intensidad que el fulgor de unas llamas abrasadoras.

A pesar de eso, este don en su fuerza no les salva de la muerte. A lo largo de la historia cientos de pilares han fallecido en esta lucha, pues sus vidas están para ser sacrificadas por la de los demás si llega a ser necesario. Todos los fallecidos son y serán recordados por el cuerpo, por el patrón. Esta lucha contra los demonios no será en vano, y algún día los cazadores podrán vengar tanta muerte y sangre derramada. Algún día.

7 de marzo  (3 días antes)

La lucha contra los demonios abarca desde la creación del cuerpo, hace aproximadamente más de trescientos años. Hasta hace una década, los demonios más fuertes que servían a Muzan no habían sido derrotados en ningún momento. Todo esto cambió cuando llegó por primera vez un cazador que iba acompañado con un demonio.. Un demonio que no se alimentaba de carne humana..

-Zenitsu Agatsuma.

El pilar abrió los ojos, un poco aturdido. Había olvidado dónde se encontraba, que hacía ahí y con quien estaba. Su mirada se mostraba igual de desgastada de antes, pero ahora se veía reflejado en sus ojos un sentimiento de tristeza infinita, que asolaba su corazón.

-¿Estas bien, Zenitsu?

Miró a su alrededor, buscando a aquel que lo llamaba. Por alguna extraña razón, confundió esa voz femenina con la de una persona que conoció hace mucho tiempo. Sus ojos encontraron a la mujer que lo llamaba, justo a su lado.

-Onikiri. -Al fin retomó la consciencia, observando a su compañera- Estoy bien, no te preocupes.

La chica de cabellos castaño oscuro, recogido en un moño tradicional Japonés con una pinza atravesandolo quedó observando a Zenitsu. Era algo bajita, sus ojos eran negros como la noche, sus mejillas rechonchas pero lindas, con hoyuelos. Su vestimenta era un simple Haori de colores claros, que la volvía mucho vas visible.

-Se te ve cansado, como siempre. -comentó ella por encima- Quizá deberías descansar, dejar un poco lo que sea que estés haciendo y quedarte unos días en el bastión.

El bastión, era el lugar en el que se encontraban ahora mismo. Más concretamente fuera de la estructura, en los terrenos. El sol pegaba fuerte a la flora y para ser primavera hacia ese día bastante calor. Se encontraban ellos dos parados, sin hacer nada concretamente. El pilar del Rayo no recordaba que estaba haciendo ahí momentos atrás.

Kimetsu no Yaiba SDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora