15. "Contra la tercera Menguante"

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Antes de empezar, felicitaciones
a Carlos, mi hermano. Te deseo
un feliz cumpleaños, te quiero
con toda mi alma. Pronto nos
veremos, lo prometo.

El sol poco a poco se deslizaba a través del cielo hacia el oeste. No tardaría mucho más de un par de horas en oscurecerse, dejando la aldea de Zithr bajo un manto de estrellas. La noche de por sí es peligrosa, pero el trabajo que realizaron los cazadores allí logró purificar el lugar entero de demonios. La noche ahora es segura, no hay más peligro. Las mujeres de la aldea podrán estar tranquilas.

Kiyoshi estuvo divagando por las calles de la aldea, después de despedirse de Keisuke. Un cuervo llegó de la nada para pedirle que lo necesitaban en otra parte. Quiso ir con el, pero le hizo prometer que se quedaría allí por si lo necesitaban para algo más. Debía buscar a las chicas, con las que llevaba unas horas incomunicados.

Sintió en ese momento curiosidad por el entorno. La ciudad en la que estuvo anteriormente, no se parecía nada a este pequeño pueblo. Había estructuras grandes, calles más amplias, más población y otros muchos más lugares de ocio. Otros tipos de trabajos y una economía distinta, la agraria. En su mente volvió a aparecer Heihachi, el chico de la ciudad que perdió a su hermano, y padre. Este último se había convertido en demonio, y terminó por asesinar a uno de sus hijos, dejando totalmente huérfano al menor, Heihachi.

Quería deducir como es que el padre llegó a convertirse en demonio. ¿No se supone que el único que puede convertir a una persona en un demonio, es el mismísimo Muzan Kibutsuji? Daba por hecho que si. Pero quizá entre los demonios más inferiores habían otros tipos de técnicas y poderes que lograban convertir a una persona en demonio. Era un total misterio, y ahora tenía el miedo de saber si el podría convertirse en demonio si uno le atacase de gravedad.

Perdido en sus pensamientos, no se dio cuenta que las chicas lo habían encontrado, y corrían hacia el desde la retaguardia.

-¡Kiyoshi!

Reconocio la voz de Ein que sus espaldas, y se dio media vuelta.  Las observó con detenimiento, ambas estaban bien, con buen aspecto y no había rastro de pelea en sus ropajes. Las recibió con una sonrisa, mientras se detenía.

-¿Qué habéis conseguido? -fue lo primero que preguntó ella, al acercarse con Katherine.

-Supongo que lo podrás deducir por mi olor- contestó, señalando su ropa. Estaba manchada por toda la defecación de la aldea, y el hedor que desprendía no fue muy agradable- Nos logramos colar en el sistema de alcantarillado, y acabamos rápido con el demonio que buscábamos.

-¿Y donde está Keisuke? -interrogó entonces Katherine

-Un cuervo llegó pidiendo ayuda. Por lo visto lo necesitaban en otro sitio, y yo simplemente me despedí de él y comencé a buscaros.

Hay que ver como era Keisuke. Iba de un lado a otro, sin molestarse en descansar lo más mínimo, solo pensando en luchar y en fortalecerse. Cualquier día de estos acabará vencido por el cansancio, no podría vivir a ese ritmo siempre. Quizá ahora, que es joven, puede permitírselo. Pero en unos años será un saco de patatas si no relaja y descansa su estado físico.

Ellas iban a seguir preguntandole sobre la situación a Kiyoshi, cuando de la nada un grito encarecido y de miedo interrumpió la conversación. ¿Qué narices, otro demonio más? Kiyoshi desvío la mirada hacia el final de la calle, donde se apreciaba a un grupo de personas, bastante sorprendias y asustadas, rodear en círculo a algo que habría allí en medio. Los tres Mizunotos se miraron, y se acercaron inmediatamente a la gente.

Kimetsu no Yaiba SDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora