7. "Lo que aspiramos a ser"

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La noche había quedado atrás. Aria había tomado sus horas de descanso, durmiendo en su habitación. La semana en el bosque la había atormentado de muchas formas, incluso llegando a tener pesadillas. Pero estaba tan cansada que se quedó dormida nada más adoptar una postura cómoda.

Cuando ella despertó, sintió una sobredosis de energía que había olvidado sentir. Todo debido a que en la prueba no dormía mucho más de un par de horas. Ya sea por el miedo, o por el simple hecho de tener que hacer guardia. Se levantó sin vacilar, y se aproximó a un cuarto de baño cercano a su habitación en el que comenzaría a asearse.

Se lavó la cara, terminando por espabilarla, y con sus manos ató su pelo en una mini coleta alta. Quería dar impresión. Aunque su Haori rojo estaba algo estropeado, y sucio, por la prueba. No podría vestirlo. Bajó las escaleras de la segunda planta con orgullo, pero los nervios le podían. No sabía que le dirían sus padres relacionado con la semana en el bosque.

Su padre era muy estricto, y algo cascarrabias. Siempre ha estado en contra de que Aria se convierta en una cazadora, aunque el realmente no sabe en que consiste exactamente su trabajo. Si lo supiera, estaba sumamente convencida con que la encerraria con llave en el sótano y no la dejaría ir más a esas idiotas pruebas.

Sus expectativas no eran muy altas. Quizá la única que la acabaría escuchando sería su prima hermana mayor, Rhea. Ella sería la única que se alegraría por los logros que Aria completaba. Siempre fue su apoyo sentimental desde muy pequeña.

Cuando ella llegó por la noche toda su familia estaba durmiendo, por lo que no pudo darles la buena noticia de que había regresado. Este sería el momento en el que se haría notar.

Cruzó el marcó de la entrada a lo que era la cocina, y vio que estaba vacía. Se sorprendió el no encontrar a su madre allí, como siempre. Sin embargo, una voz la sorprendió detrás suya.

-¿A-Aria? -al oír su nombre ella se dio media vuelta, y se encontró de lleno con su prima- ¡Volviste con vida!

Su nombre es Rhea. Sus padres fallecieron cuando era pequeña en un incendio, y por ello la familia de Aria decidió adoptarla, y lleva viviendo con ellos desde que tiene consciencia. Se abalanzó sobre ella para abrazarla. Estaba tan feliz de ver a su prima con vida, que daba gritos de felicidad. Eso causó que su familia entrara en escena.

La escena pasó a ser un extraño reencuentro en el que Aria no dejó de sentirse incómoda. Su madre sólo la regañaba por las condiciones en las que estaba. Con rasguños por todos lados, ojeras y bastante suciedad. Su padre lo único que hacía era burlarse de ella, y del tema sobre ser cazadora. Algo que la irritaba.

Finalmente, tras varias mentiras que contestó cuando le preguntaron como estuvo estos días, obligada por su madre subió después del largo interrogatorio a darse un baño. Llenó la tila con agua caliente y se dio el gusto de darse un baño relajante. Un baño en el que reflexionaria sobre los últimos acontecimientos.

No entendía muy bien por qué su padre tenía tanto empeño en que se convirtiera en otra cosa. ¿Por qué tiene que ser obligada a algo que no quiere? Era desesperante, solo le daban más ganas de perderse de casa y marchar muy lejos de allí. Ella aspira a ser eso. Convertirse en cazador de demonios. Y así fue, al completar la prueba.

Lo hizo. Finalmente lo logró. Podía proteger a todos de cualquier peligro hasta la muerte. Tratará de ser una buena cazadora, y de volver a ver a Keisuke, Soul y los demás. Hasta se hizo un juramento a si misma, cerrando el puño y aplastandolo con fuerza en su pecho, sobre el corazón. Y ahora que caía, ¿Cuanto tiempo hacía que no se relajaba así? Estaba tan cómoda y tranquila que era capaz de dormirse en esa tina. Y fue lo que pasó. Cayó rendida por la comodidad.

Kimetsu no Yaiba SDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora