Capitulo 8

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-Narra Max-

-¿puedo quedarme esta noche?- esas fueron sus palabras antes de que me diera la oportunidad de entrar en la casa.

Estaba en shock, no sabia que hacer, si lo dejaba quedarse cabía la posibilidad de que mi culo estuviera en riesgo pero el me había salvado mi culo de ser violado por un borracho.

-Eh? ¿por qué?- trate de disimular mi debate interno.

-Digamos que es estúpidamente tarde como para volver y.... no quiero ir a casa ahora- al decir esto ultimo su cara se tenso, tal ves tenia problemas en casa y no puedo obligarle a decírmelos.

-Esta bien pasa-

Entramos en la casa y le dije que se pusiera cómodo.

-Bueno puedes quedarte en mi cuarto, yo dormire en el de mi madre-

-¿Que no quires dormir con migo?- eso me tomo por sorpresa pero me gire y lo fulmine con la mirada- Tranquilo jajajaja tranquilo... era broma, y.... ¿donde esta tu padre?

-Nos abandono a mi y a mi madre cuando tenia 7- dije en seco, no quería recordarlo pero no hablar de ello era signo de que me afectaba.

-Lo... siento yo no..-

-Tranquilo no es algo que me moleste-

Lo lleve a mi cuarto, aunque no tenia que hacerlo porque él ya había estado ahí.

-Iré a tomarme una ducha ya vuelvo-

-No tardes- dijo guiñándome el ojo, me limite a irme.

Comencé mi relajante y espero que reparador baño, trate de pensar en todos mis problemas existenciales, pero pude oír truenos, di por hecho que estaba lloviendo.

Cuando salí cogí ropa de cesto de a ropa limpia (si me da flojera guardarla) me puse una camisa floja y unos shorts, busque entre mi ropa algo mas grande dado que Sebastian era mas alto que yo así que cogí un pans y una playera floja y larga.

Entre a mi habitación, no había nadie o eso creía. El ruido de un trueno se hizo presente seguido de un gemido, busque el origen del segundo y vaya con lo que me encontré.

Era Sebastian hecho volita en un rincón de mi cuarto, tenia las manos en los oídos y estaba temblando, no me digas que...

-Sebastian.... ¿le tienes miedo a los truenos?...

dije acercándome a el y poniéndome en cuclillas para ponerme a su altura.

No hubo respuesta, era la primera vez que lo veía tan vulnerable, tal ves si buscaba algo para que no escuchara el ruido.

Iba a pararme cuando resonó otro trueno, de un rápido movimiento Sebastian se lanzo hacia a mi y me rodeo con los brazos.

-Se..Sebastian?...-

-Nmh nhe denhjes- tenia la cara enterrada en mi pecho y no pude oírle bien.

-¿Qué?....- Levanto la cara, sus ojos estaban cristalinos como a punto de llorar.

-No me dejes...- mirarlo me rompía el corazón, no podía dejarlo solo, lleve mi mano a su cabeza y empece a acariciar su cabello.

-No te dejare solo, tranquilo... tranquilo- después de unos minutos lo ayude a pararse y a acostarse en la cama, iba a irme pero sujeto mi camisa evitando que me fuera.

-¿Podrías quedarte?- no podía dejarle, así que volví a la cama con él, en cuanto me acosté me rodeo la cintura con sus brazos y con los ojos cerrados y un poco inchados murmuro "gracias", cerré los ojos y caí en un profundo sueño.

. . .

Al día siguiente al despertar, Sebastian seguía durmiendo y abrazándome, deje salir una leve risita, lo separe de mi con cuidado para no despertarlo y baje a hacer el desayuno.

Unos minutos después bajo Sebastian dejando salir un gran bostezo, tenia el cabello todo desordenado.

-Querida ¿Que hay de desayunar?- dijo un poco burlón.

-¿quieres quedarte sin desayuno no es así-

-Vale vale-

Le serví tres hotcakes, el me regalo una sonrisa y empezó a comercelos. Me daba curiosidad el por que de su miedo a los truenos y no puede evitar preguntarle.

-Bueno.... solo lo diré por que eres tu... cuando era niño mis padres nunca estaban en casa, siempre trabajaban y cuando estaban en casa no hablaban entre si o discutían, cuando discutían o en las tormentas solía esconderme en mi armario y llorar por miedo al ruido desgarrador de los truenos, y desde siempre les he tenido miedo, me siento patético por no haberlo superado- suspiro triste, fui hacia él y le abrace.

-No eres patético, estabas solo, no había nadie que te protegiera de ellos- el correspondió el abrazo.

-Oh vaya!- dijo una voz femenina, voltee a ver el origen, era mi madre y junto a ella estaba Jovani, rápidamente solté a Sebastian- Tranquilo continua continua- empezó a reírse, aunque no podría decir lo mismo de Jovani que tenia una expresión entre confusión y enfado.

-Tranquila madre, él me trajo a casa cuando salí a buscarte-

-DE VERDAD LO SIENTO!!!!! se me paso un poco la mano y no podía volver en ese estado-

-Ya-

-Bueno si me prestas tu baño Max.... podría ducharme- dijo Sebastian, a lo cual asentí y subió las escaleras, seguido por mi madre para darle lo que necesitaba.

Jovani se acerco a mi para llevarme a la sala.

-¿Qué hace él aquí?- me dijo buscando una gran y hermosa explicación.

-Pues... ayer fui a buscar a mi madre y me perdí, termine cerca de la casa de Sebastian sin darme cuenta y como ya era tarde me acompaño a mi casa, y en eso se hizo mas tarde y se quedo- omití las partes que sabia que le preocuparían como lo de la casi violación, no me gustaba verle preocupado.

-No intento nada ¿o si?- tomo mis manos entre las suyas y me miro con una expresión de seriedad que jamas había visto.

-No.... no paso nada tranquilo, ademas puedo defenderme- soltó una gran carcajada lo cual me sobresalto.

-Eso ni tu te lo crees!- me sabe de su agarre, voltee bruscamente la mirada y me fui a la cocina indignado.

-Vamos!! era una broma jajajaja- me siguió, pero no me importo, seguí ignorándolo.

Cuando de repente me pica el hombro con su dedo, por costumbre giro, y al hacerlo me planta un beso en la frente.

-¿qu..que...que haces?!!- pude sentir mis mejillas arder.

Rió un poco y me saco la lengua burlona mente para después darse la vuelta y regresar a la sala.

Uno no es suficiente para dos (Pausada)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora