Capítulo 29 (Extrañándote Belén)

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Llegaba el día en que ambos nos íbamos a separar, era momento en que estemos lejos del uno y del otro, aquí estaba nuestra verdadera prueba. Ahora llegaba el momento de llevarla a la terminal, ella estaría enseñando por un año en la filial de Santa Rosa, por un lado me alegraba por ella, por otro sabía lo mucho que la extrañaría, estos seis meses de estar trabajando y compartiendo juntos fue lo que le nos dio la potestad y oportunidad de enseñar a los futuros profesionales de la salud, yo me quedaría en la central en Sajonia mientras ella viajaría a la filial, desde este momento solo nos quedaba una hora de estar juntos, mientras esperábamos aquel bus que la llevara lejos de mí, te extrañaré amada mía, te extrañaré cada día, pero la obra divina debía de cumplirse en nosotros, esta sería una prueba más.

Al llegar a la terminal supe que ya solo quedaba minutos para que se vaya, cada momento que pasábamos juntos quizás sería el último, quizás no, pero si Dios lo permite, nuestro amor será cada vez más fuerte, aquel amor que tanto le he pedido al cielo, me la ha dado, pero quizás llegaba el momento de que ese amor se fuera, pero yo tenía le fe puesta en ella, en Dios porque todo lo que Dios une, nadie lo podrá separar. Estábamos abrazados cuando informan que su bus se retrasaría unos treinta minutos, por un lado, estaba feliz, estaría más tiempo con ella, por otro había en mí una incertidumbre, pues esta sería la primera vez que ambos nos separemos, ya siendo novios, ya estando de la mano con ella. Fuimos a tomar helados para disfrutar de nuestro momento, la iba a extrañar mucho, siempre prometía escribirle cartas para darle fuerza, para que nada le suceda, porque ella era aquel amor que yo tanto he pedido al Cielo, ella era mi regalo del Cielo, porque Dios ponía a cada cosa en su lugar. Estábamos de la mano y abrazados cuando su bus ya se estaba colocando en la plataforma 11, por un lado, era un número lindo, era el número del verdadero amor, pero eso era poco con lo que ambos vivíamos. Bueno, llego el momento de despedirse, yo odiaba las despedidas, más cuando era una persona muy especial, una persona en la que me daba una tristeza, ya que una parte mía se iba, se alejaba, pero por otro lado, esto nos iba o a separar o a fortalecer más como pareja y ya prepararnos para el sagrado Matrimonio, aquel sacramento que tanto he deseado cumplirlo, aquello que Dios tanto me ha pedido, ese sacramento tan hermoso, esa alegría de compartir mi vida con alguien más, ese gran sueño estaba en juego.

Ella fue la última en subir, antes de que cruce las puertas del bus, le di un fuerte abrazo, un dulce beso para que me recordara cada día, para que cuando estaba lejos se quedara mi esencia con ella. Ella subió, desde la ventana del bus climatizado, se atrevió a abrir, que loca, ella siempre era rebelde en esos aspectos, más cuando quería mucho a una persona, el guarda le pidió que cerrara, las puertas del bus ya se cerraron y le dedique una música. Alex Ubago, aunque no te pueda ver, ella me dijo que era muy cursi, pero le agarro de sus manos y le doy mi último beso en sus manos, el bus comenzó a moverse y comenzaba una dura batalla, vaya, que raro iba a ser estar si Belén durante todo un año, un año más lejos de ella.

Las horas iban pasando, el tiempo no se detenía, realmente me preocupaba un poco por ella, estaba cada vez más lejos, nos mensajeábamos hasta que me dijo que intentaría descansar, ella se había ido lejos, pero nuestro amor seguía tan ardiente, a pesar de la distancia, sé que todo esto nos iba a fortalecer, ella tiene un gran corazón, solo esperaba que ese un año pasara pronto, la amaba mucho, quería estar con ella toda mi vida, pero al parecer a veces nos separaríamos, venciendo cada berrera. Eran las ocho de la noche cuando me había avisado que ya estaba en su nueva residencia temporal, la iba a extrañar, esa pequeña era la única que lograba sacarme una sonrisa, simplemente le escribo unas palabras para animarla, para que se cuide y que nada malo le suceda durante este un año que estará lejos de mí, la amo mucho.

Eran las seis de la mañana, llegaba el momento de prepararme para ir al trabajo, en este primer día de la semana no estaba tan animado, bueno ya hace un día que ella no esta y la extraño, si solo un día, pero sé que esta vez no la iría a recoger a su casa para ir juntos, no almorzaríamos juntos y ni cenaríamos juntos, ella se encontraba lejos, a veces las personas dicen que esto es una pérdida de tiempo y eso, pero cuando amas de verdad a una persona, el corazón sufre, por un lado su lejanía, por otro lado, su extrañes, era tan extraño ya trabajar solo, sin su compañía, a veces las personas no entienden del verdadero amor, no saben lo que es extrañar hasta que los pierde. Al llegar al hospital veo que tenía 50 pacientes por atender, vaya se había duplicado la cifra en un solo día, pero lo iba a lograr, poco a poco fueron pasando los pacientes, las horas iban y venían, pasaba como una brisa suave, poco a poco, cuando extrañas a alguien, el tiempo corre como caracol, siempre estaríamos conectados, mi amada novia estaba lejos, pero iría preparando para algo más grande, ahora que sé que ella es mi regalo del cielo, no la dejaré jamás, porque tanto le pedí a Dios, me dio a una chica extraordinaria, este será el comienzo de una nueva etapa de nuestras vidas, ya teníamos trabajos, estabilidad económica y todo, aunque ahora está lejos, no por eso dejaré de amarla, no por eso dejaré que ese amor tan maravilloso se vaya agotando, pero cuando en verdad encuentras tu verdadero regalo, ese amor nunca termina, será un amor inagotable.

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