𝐂𝐎𝐍𝐅𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐌𝐈 ┊formula uno fanfiction
. . . -ˏˋ "toma mi mano, te prometo que no te la volveré a soltar.*:･ﾟ
𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 ──Lando y Katherine de conocen y quedan completamente flechados. 𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 los fuertes s...
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⋆*｡ CONFÍA EN MI ⋆*｡ capítulo trece: me gusta ────────────
REAL LIFE ¡!⋆*｡ London, UK !
—¿YA CASI LLEGAMOS? —chillo la castaña dramáticamente, una pequeña e inocente carcajada le arrebató al piloto.
—Aún no. —escucho cómo es que el le susurraba en el oído. Casi logro sentir como es que, con esa simple e inocente acción, su mundo ya había girado y el termostato entre ambos solo iba en acenso.
Una risita nerviosa escapó de sus labios no muy convencida de ser guiada por el piloto al estar a ciegas. Según Norris, su cita debía de ser una sorpresa y los ojos vendados incluía en el paquete de "sorpresa".
—Bien, aquí es. —escuchó la voz del piloto a sólo escasos centímetros de ella.
—¿Donde estamos? —preguntó impaciente nuevamente. El sonido de unas llaves cerca suyo llamándole la atención.
—Shh.
—¡Por favor! —se quejó, sus manos cruzándose sobre su pecho en signo de reproche.
Por otro lado Norris divagaba nervioso. Sus manos temblaban al intentar abrir la puerta de su propio departamento.
En verdad se había esmerado tanto en esta cita que esperaba que a Kathe le agradara. Todo esto era nuevo para el, jamas había echo algo así por la atención de una chica y ahora, ahora solo esperaba no decepcionar.
A pasos apresurados el preparo los últimos detalles y devuelta con la chica en el marco de la puerta, se colocó tras de ella y preparó para quitarle la venda de sus ojos.
—Solo no juzgues mucho, por favor. —nervioso dijo. Sus manos desatando el nudo de la venda con agilidad.
Fueron breves segundos de silencio por parte de Kathe que para el británico parecieron casi una eternidad.
A la chica solo le costó un par de segundos en procesar la sorpresa frente a suyo.
Cuando Norris se había referido a "una cita" jamás había creído ella que esta se llevaría en el departamento de el, lo cual no le molestaba en lo absoluto, si no, que no todos los días alguien se esmeraría tanto por hacer algo como es que lo había conseguido el británico.
Toda la sala del departamento a simple vista estaba decorada. Los sillones habían sido replantados por cobijas y cojines que se extendían en el suelo como una manta larga. Adquiriendo un toque aún más romántico con las velas que iluminaban tenuemente el lugar.
