Capitulo Treinta y Dos

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⋆*。 CONFÍA EN MI ⋆*。capítulo treinta y dos: chocolate caliente ────────────

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⋆*。 CONFÍA EN MI *
capítulo treinta y dos: chocolate caliente
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REAL LIFE ¡!*
São Paulo, Brasil !

SU MANO SE ENCERRÓ EN un puño al rededor de la tela que cubría su cabeza, tirando de ella para descubrir su rostro sudoroso y rojizo con marcas de la propia tela y el casco que había llevado encima de el. Fingió una sonrisa a los comisarios que recién llegaban a auxiliarlo al recién abandonar su monoplaza aún costado de la pista.

Alzó la cabeza y su mirada siguió a los demás monoplazas coloridos que pasaban por su lado a una velocidad baja, la bandera amarilla en el sector dos prohibiéndoles acelerar con aún más fuerza. Miro a su alrededor buscando alguna pantalla grande donde transmitieran la pantalla, notando como su imagen destruida se enfocaba en la imagen.

Suspiro agotado, abrumado.

Durante sus breves cuarenta minutos de carrera, su mente no había dejado de dar vueltas una y otra vez a lo que Ricciardo le había contado. La situación de su amada impidiéndole enfocarse demasiado en la carrera, por suerte una falla en su monoplaza le impidió continuar la carrera en su estado de desorientes.

Tomo asiento en un borde en una zona libre y segura de la pista.

Si quiera se esforzaba por sonreír y buscar algo positivo en la situación. El día estaba arruinado.

Habia sido un día completamente caótico; desde noticias que le sobrepasaran, hasta su estado débil de salud al vomito que había generado previamente a la carrera. Incluso, habían sido dos DNF de su escudería McLaren.

Como resultado del día, su cumpleaños sentía que ahora estaba arruinado. De por medio, sus cumpleaños siempre eran difíciles al pasarlo alejado de su familia pero haciendo lo que amaba, ahora solo añoraba que el día finalizara.


⿻۬


SUS MANOS TEMBLARON al cubrir su rostro al mirar fijamente la pantalla. Sus ojos de color fijos en la pantalla que trasmitía la imagen desanimada de su ex novio.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver su desanime. Tanto que pudo casi compartir su pena. Odiaba ver su aspecto desanimado, cómo podía notar por la imagen sus ojos azules llorosos, y como se esforzaba por no llorar.

Odiaba verle así y saber que no podía hacer algo para mejorarlo.

—¿Crees que esté bien? —sus palabras pasan entre sus dientes apretados. La pregunta pareciéndole ridicula al conocer ya la respuesta.

Confía En Mi 【 lando norris 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora