𝐂𝐎𝐍𝐅𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐌𝐈 ┊formula uno fanfiction
. . . -ˏˋ "toma mi mano, te prometo que no te la volveré a soltar.*:･ﾟ
𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 ──Lando y Katherine de conocen y quedan completamente flechados. 𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 los fuertes s...
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⋆*｡ CONFÍA EN MI ⋆*｡ capítulo veintinueve: Brasil ────────────
REAL LIFE ¡!⋆*｡ New York, EUA !
SEIS MESES DESPUÉS
LAS CARCAJADAS DE LA FAMILIA DAVIES eran estruendosas por todo el departamento de la castaña quien tampoco podía contener la risa de la compañía de su familia. En el último tiempo las visitas de sus seres queridos eran aún más frecuentes que de costumbre, lo cual no le moslestaba, teniendo en cuenta que odiaba estar sola y que cuando no era su familia quien la visitaba, era el mismo Ricciardo quien le hacía compañía.
Su teléfono vibrar en los bolsillos de su pantalón pronto llamó su atención. Sonriendo por inercia al leer el nombre de su mejor amigo en la pantalla acompaña de la fotografía de las luchas de nieve que le había sacado hace un mes atrás en el Central Park.
—¿Quien es? —Lola, madre de la británica, se adelantó a preguntar al ver a su hija alejarse de la reunión familiar.
—Daniel. —artículo ella con los labios.
El rostro de su madre inmediatamente se iluminó y una radiante sonrisa se extendió en sus labios. —Salúdale de mi parte. —pidió y su hija asintió.
Desde la perspectiva de Lola, Ricciardo era un sol. Una amistad tan cercana a su hija que en verdad agradecía, no solo por haberla apoyado, si no también por haberla cuidado cuando ella tenía conocimiento nulo de la situación por la que su hija estaba pasando. En especial agradecía por que gracias a Ricciardo, su hija ahora estaba siguiendo un tratamiento al pie de la letra que le ayudaba a estar estable respecto a sus ataques y trastornos.
—Hey, Danny. —saludo entusiasmada a su amigo al otro lado de la línea. Apartándose lo suficiente de la reunión para escuchar mejor a su amigo al teléfono.
—¿Que hay? —saludó el australiano.
Durante un par de minutos se dispusieron a hablar solo entre ellos. Saludándose como de costumbre, hablando de sus días a días y sobre todo si el tratamiento la castaña aún lo seguía al pie de la letra.
—Oye, tengo una propuesta para ti. —anunció entusiasmado el piloto.
—Dime.
—¿Que te parece esto? Tu, yo y dos boletos para Brasil. —propuso el Honey Badger, tan rápido que incluso dejó aturdida a la británica.
