𝐂𝐎𝐍𝐅𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐌𝐈 ┊formula uno fanfiction
. . . -ˏˋ "toma mi mano, te prometo que no te la volveré a soltar.*:･ﾟ
𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 ──Lando y Katherine de conocen y quedan completamente flechados. 𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 los fuertes s...
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⋆*｡ CONFÍA EN MI ⋆*｡ capítulo veintisiete: renuncia ────────────
1/2.
REAL LIFE ¡!⋆*｡ Madrid, España !
EL REMOLINO DE ANSIEDAD se coló en el estómago del británico recién llegó al paddock.
Las personas de medios reuniéndose alrededor suyo apenas caminaba por el lugar. Las fotografías siendo captadas a cada paso, cámaras filmándolo, y miembros del equipo McLaren acompañándole en su camino.
—¿Que tal el vuelo? —su asistente asignada le preguntó cómo una especie de saludo.
—Demasiado agradable. —tuvo que admitir. Siguiendo por su camino hasta adentrarse por los pasillos de decorado naranja y dejando a la multitud de medios por detrás.
—Comenzaremos el día con la prensa de medios, después de eso tenemos un pequeño reseco de merienda. Y también Zack me pidió recordarte la publicación de la nueva marca... —la chica de uniformado naranja y pelo negro corto, comenzó enumerando todas las actividades que el número cuatro tendría que realizar en el día. Resultándole un poco abrumador tener que escuchar la rutina de nuevo al haberla estudiado demasiado en sus horas de vuelvo.
Pero el personal de McLaren no estaba dispuesto a dejarlo solo. Y su asistente acompañada de una tableta con todo su itinerario y un radio de intercomunicación, lo acompaño por el resto del paddock a cada hora. Pero a Norris no le importaba mucho los continuos recordatorios o reclamos, a el solo le importaba terminar lo mas pronto posible todo el tema de medios y por fin buscar a su chica por el paddock.
Oh bueno, ex chica.
Tan solo llevaba dos semanas separados, pero Norris ya lo sentía como una eternidad. En especial por el echo de que, a pesar que la castaña se lo había prometido, no hablaban desde entonces. Y es que la chica se lo había prometido tan abiertamente, había dicho que las cosas no cambiarían, que seguirían siendo amigos. Pero todo era lo contrario. Por que desde el día número uno en que había terminado, Kathe había desaparecido por completo.
Las llamadas que dejaba el británico no tenían respuesta, al igual que los mensajes. Le entristecía pensar en lo que le había prometido y lo que había roto.
Haber terminado no había sido su decisión. Haber aceptado hacerlo si lo había sido, solo con la condición e ilusión de seguir teniéndola cerca suyo.
Pero su pequeña ilusión se desvaneció tan pronto entró a la sala de comunicación de McLaren y notar el rostro de pena de los presentes.
Su mano izquierda aferró mejor el ramo de tulipanes que llevaba, y mostrando su mejor sonrisa, se adentró más por la sala en busca de Katherine.
—¿Donde esta Kathe? —preguntó apenas entró al supuesto lugar de trabajo de la castaña.
Su entrecejo sin poder contenerse a arrugarlo al mirar a todas esos rostros que lo miraban apenado. Entonces entre ellos reconoció el de Zakc, director de la scuderia naranja, quien le otorgó una mirada apenada al igual que los demás.
—¿Donde esta? —preguntó de nuevo, esta vez dirigiéndose específicamente a su jefe. —Zakc. —lo llamo por su nombre, o eso intento por que su voz quebró.
—Katherine presentó su renuncia esta mañana. —explicó tan calmado como pudo. No deseaba probocarle una emoción errónea a su piloto estrella.
Pero Norris ya tenía tantas emociones encontradas, cómo preguntas sin respuestas. Y es que la ilusión tan grande que tenía por verla se había derrumbado en solo un abrir y cerrar de ojos.
—¿Que? —cuestionó. Los tulipanes rosados abandonados en un lado de los escritorios.
—Recibimos su renuncia esta mañana, sin razones, ni cartas de despedida. Solo un email enviado. —explicó.
Pero las palabras para Lando no eran digitadas y mucho menos comprendidas. Estaba perdulario. Aterrado. Y es que ahora quizás la última imagen que tendría de la chica fue en su despedida, y Norris no estaba listo para aún despedirse.
—¿Que ocurre? —la voz del Australiano hizo presencia en la habitación. El segundo piloto de McLaren miraba a todos atento por una respuesta.
El británico hizo todo por contener sus lágrimas pero no podía hacerlo más. Miro vulnerable a su compañero de equipo y también amigo.
—Kathe se marcho. —murmuró tras romperse en llanto.
Pero su afirmación no la tomaba por sorpresa el Australiano, al contrario, el ya lo sabía. Pero por Katherine tendría que quedarse callado.
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authors words Espero no romper su corazón y que disfruten del pequeño maratón <3
