Confía En Mi 【 lando norris 】

Capitulo Veintiséis

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⋆*｡ CONFÍA EN MI ⋆*｡
capítulo veintiséis: podemos hablar
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REAL LIFE ¡!⋆*｡
London, UK !

LA CASTAÑA DIBAGO EN SI DEBÍA TOCAR LA PUERTA del apartamento. Llevaba minutos plantada frente a esta, pero sus manos temblorosas no eran lo suficientemente fuertes como para dejar de temblar y tocar de una vez.

Su mente ansiosa divagaba con una infinidad de preguntas que no le permitía a conciencia pensar con tanta claridad. ¿Que esperaba allí dentro? ¿Que el piloto la recibiera con los brazos abiertos después de haberlo ignorado durante dos semanas enteras? Si quiera sabía porque le había mandado un mensaje hace un par de horas avisando que iría a su departamento a verlo.

Su mano temblorosa llevó a la puerta y, tras un largo valor, toco.

Toc, toc.

Sus delicados nudillos tocaron la madera de la puerta y espero a que le abrieran.

Los pasos en el interior del recinto logró escuchar y no pudo evitar sentirse más estresada de lo que ya lo estaba. Odiaba sentirse así, tan diminuta e indefensa por la presencia del que aún era su novio.

—Hola. —saludo tímida. Los ojos azules de Norris mirándole atento aún desde el marco de la puerta. Su voz tembló al hablar; —¿Podemos hablar? —inquirió temerosa, sus manos rasgando sus brazos como un tic nervioso.

Norris lo noto inmediatamente, sus ojos divagando de los rasguños de la chica a sus ojos irritados. Se contuvo por abrazarla. No sabía si era el momento y tampoco como Katherine reaccionaría, en cambio se contuvo y habló; —Adelante. —le otorgó la entrada a su departamento.

Sus manos jugueteaban como un tic nervioso al estar sentada frente al piloto. Su alrededor en completo silencio al ninguno querer comenzar por hablar primero. Incluso les parecía un tanto irónico e extraño a ambos su distancia. Es decir, no eran dos completos desconocidos, pero así lo aparentaban ahora.

Katherine se quedó allí de pie en la sala principal del apartamento, mientras que el piloto se giraba hacia la cocina con la intención de preparar un café para ambos. En especial para la castaña que no paraba de temblar, y que también recordaba que un latte frío era su bebida favorita.

La mirada de ambos británicos se encontraba perdida en la noche de London desde el balcón del apartamento.

Ninguno de los dos queriendo hablar, pero sabían que debían de hacerlo. Había pasado dos semanas enteras en la que la chica se había dedicado a ignorarlo. Y es que después de haber escapado del Gran Premio de Miami, Norris no pudo evitar preocuparse por ella y agobiarla con mensajes y llamadas sin respuesta. Estos que no recibieron respuesta y ninguna notica sobre ella, no hasta esta esa tarde cuando por fin fue Kathe quien llamó primero.