Capitulo 63

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Aquella noche, la cena en el Gran Comedor no fue amena para Lily

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Aquella noche, la cena en el Gran Comedor no fue amena para Lily. Podía escuchar perfectamente como todos cuchicheaban respecto a su castigo con Umbridge. Si bien, la mayoría la consideraba una loca, en realidad contaba con todo el apoyo de la casa Hufflepuff y de Slytherin, estos últimos quienes, claramente sabían la verdad pero no la admitirían, pero tampoco dejarían sola a su reina. Después de todo, todos los Slytherin eran una familia, en las buenas y en las malas.

 Al día siguiente, las cosas no fueron distintas. Lily continuó actuando indiferente, ignorando los cuchicheos de todos, sin embargo, estuvo gratamente sorprendida cuando Luna Lovegood se separó de su grupo para ir a hablarle.

—Yo sí creo que El-que-no-debe-ser-nombrado ha regresado y que tú peleaste con él y lograste escapar.—dijo Luna, sin siquiera saludar. Llevaba unos pendientes que parecían rábanos de color naranja, un detalle que provoco que Parvati Patil y Lavender Brown, de Gryffindor, rieran por lo bajo.— Pueden reirse— prosiguió Luna elevando la voz.— pero antes la gente tampoco creía que existieran ni los blibbers marvillosos ni los snorkacks de cuernos arrugador.

Theo, quien no creía en ninguna de esas cosas, asintió solemne, provocando en Lily una sonrisa cálida. Cuando Luna se hubo ido, Ernie Macmillan se le acerco.

—Quiero que sepas, Potter—dijo con voz fuerte y decidida— que no te apoyan solo los bichos raros. Yo te creo sin reservas, al igual que todos los de mi casa. Despues de todo, salvaste a Cedric, y más aparte mi familia siempre ha respaldado incondicionalmente a Dumbledore, y yo también.

—Gracias, Macmillan.—contestó Lily.

A las cinco menos cinco, Lily se despidió de Theo y Hermione mientras comían y fue al despacho de Umbridge, en el tercer piso. Llamó a la puerta y ella contestó con un meloso «Pasa, pasa». Lily entró con cautela. Casi se estremeció de solo ver el despacho, el cual estaba irreconocible. 

Todas las superficies estaban cubiertas con fundas o tapetes de encaje. Había varios jarrones llenos de flores secas sobre su correspondiente tapete, y en una de las paredes colgaba una colección de platos decorativos, en cada uno de los cuales había un gatito de color muy chillón con un lazo diferente en el cuello. Eran horribles.

—Buenas tardes, profesora Umbridge.—saludó Lily con frialdad

—Buenas tardes, señorita Potter. Siéntese, por favor.—dijo señalando una mesita cubierta con un mantel de encaje a la que había acercado una silla. 

Sobre la mesa había un trozo de pergamino en blanco que parecía esperar a Lily. Por un momento, Lily pensó en pedirle de favor que le librara del castigo el viernes, pues eran las pruebas de quidditch de Slytherin, pero rápidamente desecho la idea, sabiendo que Umbridge solo se burlaría. Dejó su mochila junto a la silla y se sentó.

—Bueno.— continuó Umbridge con dulzura.— Ahora quiero que copie un poco, Potter. No, con su pluma no. Copiará con una pluma especial que tengo yo. Tome.—le entregó una larga, delgada y negra pluma con la plumilla extraordinariamente afilada.— Quiero que escriba «No debo decir mentiras» —indicó con voz melosa.

Potter Girl [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora