La oficina de Shigeo [Mob Psycho 100]

Capítulo 5: Problemas de hombres de negocios

—¿Eh?, ¿por qué?

Después de un corto silencio, Serizawa respondió un "no me acuerdo".

—Bueno, denada, creo —rió un poco el aún confundido.

¿Por qué le daba las gracias?, el rubio posiblemente nunca lo sabría, quien lee esto puede que ya tenga una idea de porqué.

Una idea incompleta, cabe mencionar.

Katsuya Serizawa y Arataka Reigen ya habían llegado a la "oficina". Estaba todo exactamente igual desde la última vez.

—Manos a la obra —dijo el segundo, sin siquiera saludar al señor Kageyama o al "moco flotante".

Se dirigió directo a la mesa-ataúd para dejar su mochila, se sentó y sacó sus libros y cuadernos de clases, por último sacó una carpeta.

Ninguno de los presentes sabía que había estado esperando todo el día para ese momento. Quería presumir lo bien que había gastado su fin de semana.

—Ah, hola por cierto —recién se acordó de saludar, antes de que Shigeo devolviese el saludo añadió sonriente —¿Tienes algún ordenador por aquí?.

—¿!Y a este idiota que le pasa!? —se molestó cierto espíritu —¿Acaso no tienes modales, niño?, ¡no estás en tu casa!

Shigeo se quedó viendo al chico de la carpeta, quien había ignorado al fantasma. Echó también un vistazo a Serizawa, quien no había ignorado al susodicho y se le veía incómodo.

—¡Mob, no puedes dejar que un crío te trate así!

"Mob" rió un poco. Aunque estaba un poco de acuerdo con Hoyuelo en su último comentario, tenía curiosidad de que pasaba por la cabeza del "crío descarado".

—Espera y traigo el portátil —se empezó a encaminar —¿Para qué lo quieres?

—Recuerdas que dije que tengo ideas, ¿verdad? —amplió su sonrisa previa, Shigeo asintió y se fue del salón.

—¡¿Esto es enserio?! —se quejó el fantasma, quien decidió no seguir al adulto para vigilar a su "nuevo enemigo mortal" —Serás... —calló al ver lo que hacía.

Reigen había apartado su material de clase a la esquina del ataúd-mesa para hacer espacio, después abrió la carpeta que había sacado antes, mostrando así dibujos y escritos que dispersó un poco.

Todas las hojas eran de ideas para intentar mejorar el intento de negocio, algunas contenían escritos y otras dibujos.

—Seri, ¿por qué no vienes? —el llamado seguía parado en la entrada —Oye, bicho, ¿también quieres ver? —se refirió a Hoyuelo.