Capítulo 11

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Hippo estaba junto a Toothless en silencio, estaban sentados al borde del bosque, detrás de la cabaña en la que vivía el vikingo. Los ojos inhumanos estaban fijos en el dibujo y su cabeza recargada en la de Hippo.

El dragón no había dicho ni una palabra desde que abandonaron el barco de Johan.

— Lo lamento —Toothless parpadeó repetidas veces saliendo de su trance, miró a Hippo sin comprender.

— ¿Por que te disculpas? no fue culpa tuya.

Hippo bajo la cabeza buscando que decir, como ayudar a que la tristeza en el aire se disipara, le dolía ver a Toothless, sin percatarse un gimoteo casi imperceptible salió del fondo de su garganta.

Toothless río por lo bajo atrayendo a Hippo, frotando su mejilla contra la del omega brindándole consuelo.

— No es justo —se quejó Hippo sin apartarse del dragón— se supone que yo te consuele a ti, no al contrario.

— Lo haces bien, a tu manera.

— Mentiroso —murmuró Hippo.

— No miento, tu presencia me ayuda. Gracias.

Hippo tomó las manos de Toothless entre las suyas, observando el dibujo.

— No se porque Johan te confundió con tu padre, creo que te pareces más a ella.

Con cuidado Hippo delineo el cabello ondulado de la madre de Toothless.

— Mi madre pedía que le llamaran Siriana, ella pensaba que si los humanos tenían palabras propias porque no podía tener la suya— una risa tierna escapó del dragón— ella eligió la palabra sabiduría para definirse. Para mi padre eligió la palabra estrella, Seren, decía que sus ojos tenían estrellas atrapadas en su interior. 

Hippo se recargó en el pecho de Toothless, feliz de ver su animo mejorar, la tristeza se había alejado dejando solo la nostalgia.

— Pero, no fue muy benevolente conmigo. ¿Sabias que los furia nocturna tienen dientes retractiles?

Hippo negó sorprendido por el dato.

— Bueno, yo tampoco lo sabia... solo recuerdo que un día estornude y desaparecieron de mi boca, fui con mis padres llorando porque me había quedado sin dientes... y ella eligió esa palabra para mi... Toothless. Prometió buscar una palabra diferente, pero ese día no llegó, los perdí antes. 

 La voz del dragón se fue apagando, Hippo movió su cabeza con suavidad acariciando la garganta de Toothless con su cabello. 

— ¿Fueron los vikingos? —preguntó con cautela. Toothless negó lentamente.

— No... Ellos fueron asesinados por la dragona que debió protegerlos, la reina del nido acabo con ellos.

— No tienes que obligarte a contarlo.

— Albóndiga dice lo contrario, dice que es tiempo de dejar ir el pasado. Tal vez es momento de contarlo, de dejarlo ir.

Los brazos del dragón se envolvieron alrededor de Hippo, sintiéndose tan pequeño e indefenso como ese día.

....

Estaba con mis padres como cualquier otro día, en nuestra pequeña cueva dentro del nido. Recuerdo a mi madre tararear una canción que había escuchado de un pueblo vikingo al sur del nido, custodiaba la entrada como lo hacia cada día. Decía que era su deber como la alfa de la familia.

Estaba huyendo de mi padre, no quería que me limpiara, no me gustaba quedar pegajoso ni tener que esperar a que mis escamas se secaran. Me escondí bajo las alas de mi madre, pero ella vilmente me traiciono, me atrapó para entregarme a mi padre.

DespreciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora