Toothless observaba a Hippo dormir profundamente, jugaba con algunos mechones del cabello del omega disfrutando de la fragancia a primavera que desprendía.
– ¿Dónde están? –alcanzo a escuchar en la entrada de la cabaña.
Era la voz de Estoico y aun se percibía la ira en ella, aunque en menor medida.
– Silencio, tal vez Hippo ya este dormido.
– Lo dudo. Te pedí que los vigilaras, porque no lo hiciste.
Hippo se removió entre sueños, si no fuera por el agradable olor a madera que le arrullaba habría despertado ya.
– Descansa. Volveré al amanecer, lo prometo. –Toothless le susurró al oído antes de alejarse y escapar por la ventana.
Estoico el vasto abrió la puerta de la habitación de Hippo encontrándolo dormido tal y como su amigo le dijo.
– ¡ves! Te dije que estaba dormido.
– ¿Y el dragón?
Bocón hizo ademanes para alejarse y dejar descansar a Hippo.
– En mi casa –afirmó intentando sonar convincente– cuando te referías a vigilarlos era porque no querías que estuvieran juntos así que... deje a Hippo aquí y le pedí a Toothless que se quedara en mi casa.
Los siguientes minutos fue una guerra de miradas, Estoico incrédulo y Bocón seguro de lo que decía.
– Bien.
Fue todo lo que Estoico dijo antes de subir a su habitación. Bocón sentía que estaba por viajar al otro mundo, pero ya pediría una compensación por cubrirlos.
*
En medio de la noche Toothless extendía sus alas sintiendo un enorme placer al poder volver a su forma original, el entumecimiento en sus extremidades se disipaba poco a poco. Habían sido un par de días, pero definitivamente extrañaba sentir el viento en su cara.
En poco tiempo regreso al nido encontrándolo hecho trizas, los dragones formaban grupos para proteger a las crías, algunos se turnaban para calentar las rocas y todos lucían hambrientos y agotados.
De inmediato levantó vuelo adentrándose en el mar en busca de alimento.
Desde su llegada hasta el alba pesco para los suyos, calentó algunas rocas para las crías y ahuyentó enemigos.
En una isla desierta a la intemperie los suyos luchaban por sobrevivir mientras esperaban que su nuevo rey los llevara a su nuevo hogar... Toothless no podía esperar hasta que el plazo de una luna se cumpliera.
*
– La tradición más importante para los vikingos, y que exigimos que los dragones adopten, es la jerarquía de castas –Patán explicaba mientras todos los del grupo lo ignoraban.
Durante la mañana Bocón encubrió a Toothless mintiéndole a Estoico sobre el paradero del dragón, y aunque el jefe de Berk pareció creerlo no estaba conforme, sentía que su hijo corría un gran peligro por las absurdas ideas que el reptil le contaba a Hippo por lo que decidió incluir a otros cinco jóvenes a la "embajada": Patán, Astrid, Patapez, Brutacio y Brutilda. Los dos primeros alfas y los demás betas.
Era cerca de medio día y uno de los alfas estaba terco en inculcar los valores de los vikingos al dragón.
– No sé si deba llamarse tradición exactamente –Patapez opino en voz baja.
– Lo es porque así lo digo.
El beta calló de inmediato bajando la cabeza.
– Lo ves, dragón, así es como se trata a los inferiores... ¿dragón?
ESTÁS LEYENDO
Despreciable
Fiksi PenggemarViví menospreciado por los de mi especie, viví marginado por tus comentarios, complaciente de tus deseos como agradecimiento por mantenerme con vida a pesar de mi "despreciable" raza, como tú me llamabas, pero me cansé. Te mostraré lo que mi desprec...