Albóndiga tenía unas pocas lunas de vida y en ese momento tenía que elegir cuál sería su función dentro de la colonia: criar o pelear. Ella se consideraba valiente y entrar en las batallas para proteger el nido era un gran honor, estaba decidida. Pero, lo vio. Un pequeño dragoncillo de escamas negras, herido y aterrado huía de un dragón de mayor tamaño de escamas rojas que tenía una intención asesina.
Ya había visto dragones de escamas negras, dos, pero ya no estaban más. Esa cría estaba sola.
Se acerco gruñendo al dragón rojo distrayéndolo lo suficiente para que el pequeño escapara a través de una grieta en una roca y el dragón de escamas carmín no le quedo otra opción más que retirarse.
La gronckle, intentó mirar por la cavidad en la piedra, llamando al pequeño sin obtener respuesta, como si el hueco estuviera vacío.
Por ahora olvidaría el campo de batalla, esa cría la necesitaba más. Y así comenzó a llevar comida al hueco día tras día hasta que el dragón por fin salió, y no fue por su voluntad sino porque simplemente no cabía más en la grieta.
Una luna después el dragón estaba pegado a ella a donde quiera que iba. Enseñarle a lanzar fuego fue toda una odisea, y más por lo diferentes que eran.
- Es simple, solo regurgita la lava en tu estómago.
El pequeño dragón trató una y otra vez logrando solo sacar su última comida.
- ¿Qué tal gas explosivo? He visto a algunos hacerlo, pero no sé cómo.
Costaron varios intentos antes de que por fin una diminuta bola de plasma abandonara sus fauces, la Gronckle celebró junto con el pequeño dragón.
Enseñarle a volar fue aun más complicado, el pequeño dragón de escamas negras intentaba batir sus alas a la misma velocidad que lo hacia la dragona e ignoraba por completo para que servían las extrañas aletas que tenía en la cola.
Que el dragoncillo pudiera despegar sus patas del suelo costo una luna y que al fin pudiera viajar por su cuenta tomo mas de tres.
Ella estuvo presente en su primera casería, en su primer ataque a los vikingos, la primera vez que su unió al frente de batalla para defender el nido y la primera vez que Red Death le asignó una misión, y en cada una de esas ocasiones no pudo sentirse más que orgullosa, después de todo ese pequeño era su cría.
Temió por él cuando los vikingos la capturaron, si ella no estaba ¿Quién lo cuidaría? Estaba tan preocupada.
Y ahora que era el rey de la colonia, que había derrotado a Red Death, aún estaba preocupada por Toothless y por las heridas que aún no sanan.
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Buscando refugio en la inconsciencia ¿Hace cuánto no lo había hecho? Toothlees sabía que era en vano, esa salida era la más dolorosa en la mayoría de las veces. El sueño profundo conlleva que la mente sueñe, y muchas de las imágenes que proyectaba eran justo lo que trataba de evitar.
Con el cuerpo pesado lo único que aún lo mantenía consiente era el olor inconfundible de la dragona que lo llamaba "mi cría". Tenía razón ella lo crío, le enseñó a cazar, a volar, a sobrevivir por sus propios medios y a mantener un bajo perfil para no llamar problemas, pero aún estaba el recuerdo d e su madre y padre.
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El primer recuerdo de Toothlees fue muy diferente a los de la mayoría, no fue un techo de roca, ni ningún dragón cuidando crías ajenas; su primer recuerdo era el rostro de sus padres dándole la bienvenida al mundo, una roca cálida y afecto por parte de sus progenitores.
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Despreciable
FanfictionViví menospreciado por los de mi especie, viví marginado por tus comentarios, complaciente de tus deseos como agradecimiento por mantenerme con vida a pesar de mi "despreciable" raza, como tú me llamabas, pero me cansé. Te mostraré lo que mi desprec...