Capítulo 9

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Los embajadores de Berk junto a Toothless paseaban por los bordes de la aldea, días atrás Patán había "compartido" el sistema de jerarquía que mantenía Berk y ahora solo complementaba la información contando como él sería el próximo jefe de Berk una vez que marcará a Hippo.

Toothless ignoró las tonterías que decía el vikingo y relato otra historia para Hippo, si los otros escuchaban y se sentían disgustados no le importaba en absoluto.

– ¡Un Omega gobernando un nido! —Patán se sentía agraviado— insinúas que un Omega, ¿¡Que Hippo podría dirigir Berk!? ¡Prefiero entregar Berk a los dragones!

Patán se dejó llevar por la indignación empujando al Omega.

Hippo tropezó, cerró los ojos esperando la caída, aunque fue más corta de que esperaba y definitivamente más suave. Abrió los ojos encontrando la piel escamosa que fingía ser una prenda, sus dedos sintieron su textura explorando unos pocos milímetros.

– Hippo, ¿Te encuentras bien? —el joven levantó la vista encontrando el rostro del dragón a pocos centímetros del suyo.

Hippo asintió con lentitud, perdido en la calidez que el aroma a madera que le rodeaba.

Los gemelos estallaron en risas

– Entregar Berk a los dragones. Ten cuidado con lo que deseas Patán, puede llegar a cumplirse.

Entregar Berk a los dragones, puede cumplirse... las palabras hicieron eco en la mente de Hippo, para que se cumpla él debería... debería entregarse a un dragón ...

Su mente murmuró: imposible. Pero ahora que había salido de su ensoñación se daba cuenta que estaba en los brazos de uno.

– Lo siento, ¡Lo siento! —¿porque no caía un rayo que lo desapareciera en ese mismo instante?

Hippo cubrió su rostro con ambas manos. Toothless lo acercó más así mismo con uno de sus brazos en la espalda del joven y su otra mano dando palmaditas en su cabeza.

– En serio, cuidado con lo que deseas —remarcó Brutacio.

Los otros alfas inconscientemente estaba gruñendo, consideraban a ese Omega como su propiedad y ese cínico estaba en los brazos de otro alfa en sus narices. Pero qué podían hacer, el extranjero no tenía un lugar definido en su jerarquía.

– Es momento de que conozca su lugar —comentó Astrid y Patán asintió en acuerdo.

*-*-*-*-*-*-*-*

El recorrido del día siguiente se estaba volviendo eterno, patán hablaba tonterías de un ruedo de jerarquía y los otros vikingos lo apoyaban, Toothless estaba aburrido y a la vez preocupado por Hippo.

Quería preguntar por él, pero ¿a quién?

Los dos alfas no le responderían, eso era seguro. El beta más apto del grupo parecía tenerle profundo temor a los líderes y los otros dos... no sabía si eran capaces entender, pero eran los suficientemente valientes o idiotas como para responder a pesar de la negativa de los alfas.

- ¿Saben dónde está Hippo? —preguntó a los gemelos.

- ¿Dónde está Hippo? Creí que tú lo sabías —respondió Brutacio con burla.

No, no entienden.

– ¡Que descaro! Es tu culpa y todavía preguntas.

O entendían más de lo parecía.

– ¿Mi culpa? —Hippo se rehusaba a verlo por lo que ocurrió el día de ayer.

– Idiota, los alfas son todos unos idiotas ¡Claro que es tu culpa! —Brutilda parecía molestarse por la poca comprensión del dragón— esparcen sus feromonas por todos lados y no quieren reconocer las consecuencias.

DespreciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora