UN TELÓN CAÍDO

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Elizabeth aturdida recordando paso a paso incluso sus días anteriores lograba que sus pesadillas se volvieran más tenebrosas de lo que ya eran inicialmente, y ¿Qué tal si no solamente haya sido violada por un hombre?... eso tendría un poco de sentido por los diversos restos de semen que tenía en longitud de su entrepierna y que la habitación había quedado un caos entero, eso unido a su ultimo recuerdo borroso podría sentir un trágico destino incorporándose.

Apresuro a salir de la tina, sin calcular el tiempo, se vistió rápidamente y se incorporó en un recorrido por la habitación, intentando encontrar un indicio sobre lo que habría pasado la noche anterior y con cierto asco por el escenario incierto, observo una de las mesas de noche donde se encontraba una pequeña nota que decía:

"ELLIE, GRACIAS POR EL MEJOR SEXO CASUAL DE NUESTRAS VIDAS... SUERTE!"

Dándose cuenta de dos cosas, su agresor entonces conocía su nombre, aunque le parecía irónico le daba escalofríos de quedar revelada ante tal bochornoso episodio y sin duda esa nota hacía referencia en modo plural, y, como si de un laxante fuerte se tratara, las sustancias mezcladas e ingeridas por la chica novata se mezcló tanto, que tuvo que llegar con urgencia al baño, donde expulsaría parte su propia alma en agonía, pasando así un resto de la mañana, débil y perdida física y emocionalmente en ese vacío. Poco después, escucho un timbre en su puerta y al ver tal insistencia como si se fuera a caer la puerta, sabía que esa definitivamente debía ser Diana.

Así que, a paso apresurado se decidió a abrirle manteniendo la cara baja por su reacción peligrosamente impulsiva, sin embargo, su linda amiga castaña de ojos violeta, solo se inclinó a darle un asfixiante pero reconfortante abrazo, uno que expresaría la angustia que tenía al creer que no la vería nunca más y que sería su entera culpa. Sin dudarlo, en ese prolongado abrazo las dos se quebraron por completo, llorando una encima de la otra, no había palabras que pudieran expresar mejor la agonía, culpa, sufrimiento, tristeza y demás que sentían por tal trágica epifanía y se arrodillaron en el piso aun llorando fuertemente.

Cuando las amigas terminaron de calmarse un poco se volvieron a parar, Elizabeth sin decir ni una sola palabra le entregó la reciente nota encontrada, diana por su parte sabía que no tendrá que preguntar lo obvio, pues por ver el escenario y partes al descubierto de la piel de Elizabeth, era más que obvio que su amiga había sido vilmente profanada, sin embargo, ella no se atrevía a hacer la pregunta del millón, sabía que siquiera a atreverse a preguntar sobre el causante de tal infortunio, sería una daga de realidad cruel para las dos.

Así que, sin más, ayudo a Elizabeth a recoger sus últimas cosas y miraba que Elizabeth realmente estaba mal, pues a pesar de la timidez y frialdad que la caracterizaba, esta no dejaba de llorar e ir al baño por sus implacables urgencias de devolver lo que le quedaba de estómago. Dejándole una teoría muy acertada, pues, aunque el guayabo es una aproximación hacia la muerte misma, aún más siendo su primera vez, este no debería tener tal apariencia de intoxicación, a menos claro, que no solo haya sido sometida a un estado de ebriedad, arrojándola a una hipótesis terrorífica, la cuál, explicaría porque su amiga no tendría un recuerdo acertado sobre lo de anoche, de pronto Elizabeth haya sido intoxicada con una sustancia psicoactiva.

Teoría que la llevo a una molestia absoluta no contra su amiga, no, claro que no, pues ella había sido víctima de su inocencia y soledad, pero, no podría dejar esto así, y sin más, cuando iban saliendo de la habitación Diana solicito seriamente hablar con el gerente del hotel, Elizabeth aún aturdida y avergonzada por todo, no se atrevió a dar la cara, la tenía más tapada puesta una gorra que recogía su cabello y unos lentes azules con un tapabocas, lo último, que quería en ese momento, es seguir siendo la comidilla de burlas.

Tras varios intentos de Diana, el gerente accedió a aceptarlas en su despacho privado, Elizabeth seguía en el mismo trance de vergüenza y Diana no podría tener una mirada tan mortalmente amenazante.

Siempre es Mejor Saber el NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora