¿Quién es él PADRE??

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Un par de meses habían pasado arduamente, para Elizabeth se le paso entre la casa, el colegio de Tristán y su nuevo trabajo, ya se había adaptado a las instalaciones de la oficina, al ritmo de su jefe, su forma despreocupada pero intenso mecanismo de procesar, familiarizándose con el manejo de sus asuntos tantos personales como laborales, pero, siempre era muy desgastante cada jornada, en especial, por el imprescindible comportamiento que tenía su jefe, pues, se comportaba muy serio y profesional, pero luego era un coqueto desvergonzado con ella, dándole indicaciones que simplemente no entendía a que se refería, como si estuvieran hablando dos lenguas incomprensibles divagadas en fantasías que él le dominaba como recuerdos, y que para ella, eran inexistentes e irracionales, pero, de una u otra forma lograba salirse por la tangente y encaminarlo nuevamente hacia su relación laboral.

Con respecto a Tristán, el pequeño al tener libres jornadas en la tarde se metió a dos talleres uno de arte (pintura) y otro de deporte, sincronizando sus espacios para compartir con su madre al momento que esta llegaba exhausta a la casa, pero, aun así, no perdía el toque del gran amor expresivo que le daba y dedicación absoluta, manteniendo la misma relación inseparable donde ambos tenían una comunicación constante sobre la trivialidad de sus días.

Para Elizabeth y Tristán todo iba mejorando sin duda alguna, recompensándole los sacrificios por lo que habían pasado, habían pagado varios préstamos y sus condiciones económicas habían mejorado tranquilizándose mutuamente, ya que todo iba en subida.

Al cumplirse los dos meses, la pronunciada llegada del resto de sus amigos Ban y Elaine y su niña, era una noticia de regocijo para Diana, King y Elizabeth, quienes no miraban la hora para su tan anhelado reencuentro, y, tal como si se hubiese soplado una vela, el fin de semana había llegado, ya era viernes por la tarde y Elizabeth se encontraba en la oficina esperando que su jefe se desocupara para confirmar su retiro, al notar que era su oportunidad, se apresuró hacia la oficina de Meliodas para tocar respetuosamente como siempre, recibiendo una afirmación.

Elizabeth: disculpe señor Demons.

Meliodas: ¿pasa algo Elizabeth?

Elizabeth: nada en particular... solo quería confirmar la tarde libre... ¿usted no me necesitara más seguro?

Meliodas: en absoluto... puede marcharse tranquila... como vera estoy terminando este asunto para retirarme, tengo un compromiso personal esta tarde, no tendría sentido que continúe aquí.

Elizabeth: muchas gracias señor Demons... (sonriendo entusiasmada) ... no le quito más de su tiempo entonces, que tenga una buena tarde.

Meliodas: igualmente hermosa (sonrió ladinamente a lo que Elizabeth se intimido un poco pues la hizo sonrojar nuevamente, un pequeño don que al parecer solo el rubio podría lograr con tal facilidad, pero sin decir más la mujer apresuro a salir prácticamente corriendo de ahí, pues, sabía que, si se quedaba, el continuaría con sus desvergonzadas ocurrencias.)

Al cabo de un rato, Elizabeth llego rápidamente a la casa de Diana, debía ayudarle con los preparativos para darle una cálida bienvenida a sus amigos que llegan dentro de poco a la ciudad después de tanto tiempo, entre todos lograron hacer una cálida recepción, emocionados por completo ante los minutos cercanos.

Tristán: mami... ¿crees que les vaya a agradar? ¿al tío Ban, a la tía Elaine y a lucella?

Elizabeth: claro que, si cariño, ¿Quién podría resistirse al encanto tuyo mi niño?

Diana: eso si es verdad... mi ahijado tiene el encanto de los ángeles. (besando su mejilla)

King: prepárense ya llegaron... tal y como lo planeamos recuerden. (un poco emocionado)

Siempre es Mejor Saber el NombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora