Capítulo 18

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~Cobardía~
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Me sentí peralizado al escuchar la tenebrosa voz del mi padre. Me giré sobre mis talones para mirarlo y los nervios comenzaron a carcomer mis huesos helados por debajo de mi piel.

—Padre, qué gusto verte...— Apreté la pequeña caja dentro de mi puño para esconderla junto con mi palidez —Pero no entiendo a qué te refieres.

Mi padre me miró con su clásica arrogancia carente de amor paternal y se acercó a mí lentamente para lanzarme una bofetada, haciendo que la sangre en mi boca me diera un sabor a hierro y torciera por completo mi rostro por la fuerza que ejerció su golpe.

—¡Respétame, que no soy ningún idiota! ¡Acabo de escuchar tu conversación de cutre discreción con tu rector!

—Padre, yo...

—No lo niegues. Estaba muy atento escuchando todo detrás de las puertas del seminario y no puedo creer que vayas a dejar tu futuro por esa mujerzuela que no vale nada.

—Sakura no es ninguna mujerzuela— Repliqué inmediatamente. Ya no tenía ninguna carta bajo la manga —No tienes ni idea de cuánto vale para mí esa mujer.

—La vida de una mujer con tan escasa moral como la de ella, no vale nada. Se metió con un seminarista y eso la hace la mujer más baja de todas.

Ya todo estaba perdido y el miedo se convirtió en rabia al escucharlo referirse a Sakura de esa manera. El gran Fugaku ya conocía mis planes y ahora no quedaba más que enfrentarlo. Guardé el anillo en el bolsillo de mi pantalón, regresando mi rostro hacia él sin ningún temor en mi mirada y sonriendo tras tocar mis labios con dolor.

—Bien, no lo negaré entonces— Dije al limpiar un poco de mi sangre —Pero te guste o no, voy a salir del seminario y esa mujer a la que llamas criada por sus ropas sencillas y vivienda humilde, se convertirá en mi esposa. Así que te exijo respeto hacia ella.

—No estás pensando las cosas bien, querido hijo— Dijo al comenzar a caminar tranquilamente en círculos, admirando cada flor en el jardín del seminario mientras yo limpiaba mi boca del resto de sangre y tratando de soportar las ganas de regresarle el golpe —Tienes una gran carrera eclesiástica por delante. Posees una inmensa inteligencia y gran habilidad para seguir con esta tradición en nuestra familia y por primera vez en tantas generaciones, podría llegar un Uchiha al papado.

—El capitolio lo es todo para ti, ¿no es así?— Repliqué —La negación te quita culpas y no importa qué tan infelices puedan ser tus hijos al seguir un camino que no desean, pero tu reputación y esa tradición estúpida son tu prioridad.

—Debes creerme cuando te digo que fui mejor padre de lo que fue tu abuelo. Que en gloria esté...— Se persignó con un aura hipócrita rodeándolo —Si hago esto, es por el bien de su alma, porque cada Uchiha que recibe el sacramento del sacerdocio, ayuda a liberar a las almas de nuestros antepasados del purgatorio. Por ejemplo, si te conviertes en sacerdote, ayudarás a que el alma de tu abuelo llegué más rápido al cielo y que tu hermano pueda alcanzar el perdón de Dios por dejar su celibato y casarse con una cualquie...

—¡Te prohíbo que hables así de Itachi o de su familia!— Grité comenzando a perder la cordura —¡Él sí es un buen padre, no como tú!

El Perjurio De Un SeminaristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora