Capítulo 22

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~Secretos~
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—¡Hijo, regresa!

Me quedé inmóvil al ver a mi madre tan lastimada. Con la mitad del rostro amoratado y dificultad para mantenerse de pie.

—¡Sasuke, no hagas esto!— Se hizo escuchar mi hermano en la iglesia, haciendo señas desesperadas con sus manos y un rostro de "vuelve" que me reconfortó el alma.

La confusión comenzó a hacerse presente en los que estaban presentes, sobre todo en el señor obispo, que miraba molesto a quienes atrasaban su celebración y consiguiendo que todos miraran en dirección a las grandes puertas de la iglesia, por un hombre y una mujer que gritaban con exasperación mi nombre.

De inmediato, giré mi rostro para ver a mi padre que dejaba que la rabia se mostrara en su rostro, poniéndose de pie desde su lugar para encaminarse hacia mi madre con toda la intención de maltratarla. Pero yo fui más rápido al dirigirme a la salida y pude sentir como llegaban a mi cuerpo el alivio y la valentía, esas que tanto me hacían falta.

Esta era la señal que necesitaba y ahora que mi hermano y mi madre estaban aquí para hacerme desistir de mi tonta decisión, me sentía fuerte y capaz de poder luchar por lo que quería, contra quien fuera.

—¡Mamá!— Llegué corriendo para abrazarla. Detectando los golpes en su rostro —Perdóname. Por mi culpa él te dejó así.

Mi madre negó mientras sonreía con lágrimas en los ojos —No, hijo. No tienes que sentir culpa por querer ser feliz.

Sonreí ante ella todavía con culpa, pero queriendo decirle con un gesto que en verdad quería encontrar la felicidad.

—Perdóname tú también— Mis ojos se dirigieron a Itachi, que me miraba con una sonrisa paráclita —Te mantuve alejado de todo, y ahora sé que si te hubiese explicado todo, nada de esto estaría sucediendo. De nuevo, vienes a salvarme.

—No sé con qué te amenazó, pero mientras estemos juntos, no podrá lograr nada. Así que no digas tonterías y vámonos— Tomó mi hombro con camaradería —Sakura te espera.

Asentí dispuesto a todo; aunque existía una sola persona en el mundo que se opondría a lo que yo deseaba, sin importar las consecuencias. Alguien a quien ya no le temía y que por fin sentía que podía derrotar.

—¡Sasuke!— Se acercó mi padre con la peor cara.

—No te molestes en querer amenazarme de nuevo, padre— Sentencié con valentía —No volveré ahí y ya no hay nada que puedas hacer.

Mi padre sintió que poco a poco iba perdiendo al ver mi determinación, pero debía exponer sus mejores cartas para manipularme.

—Sabes qué es lo mejor para todos. ¡Regresa!

—No regresará— Ahora fue Itachi quien intervino —No podrás lograr nada mientras los tres estemos en tu contra. Ya no hay más títeres qué manipular.

—No tengas el descaro de dirigirme la palabra— Itachi recibió una mirada de desprecio, pero no le movió nada en sus adentros —Eres el hijo al que más detesto, por ser un cobarde pecador.

—Pecador, tal vez, pero cobarde jamás, porque estoy aquí para defender a mi madre y hermano de un monstruo como tú. Entiende que perdiste. Se acabó, padre.

El gran Fugaku comenzó a mostrar su frustración, mirando a su familia con ojos tan grandes que dejaban ver su desesperación. Itachi y yo nos mantuvimos fuertes e imponentes, con un brillo de desafío en nuestras pupilas que jamás hubiera podido ver tan claro como en este día.

El Perjurio De Un SeminaristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora