Prólogo

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La vida es un conjunto de estragos internos que tratamos de afrontar día con día.

Queremos forjar nuestra existencia a como nos complazca y siempre solemos replicar cuando algo no nos gusta o simplemente defendemos nuestras creencias e ideales. Pero otras veces, solo acatamos a lo que se nos ordena y damos gusto a otras personas para que sean felices por encima de nosotros mismos.

Irónico, ¿no?

Mi vida no tenía un rumbo fijo puesto por mí porque toda mi vida me dijeron a lo que me dedicaría cuando me convirtiera en un hombre. Por ejemplo, a realizarme profesionalmente con la carrera que mi padre decidiera que era la mejor para mí, o casarme con una mujer hermosa y elegante, de una prestigiada y acaudalada familia de renombre.

No me molestaba la idea, total, yo existía para hacer feliz a mi padre y cumpliría con sus deseos porque sabía que lo hacía por mí, por mi felicidad. Pero todo cambió cuando mi hermano mayor escapó del seminario y tuve que tomar su lugar para seguir con la tradición de los Uchiha en el sacerdocio.

Recuerdo perfectamente ese día... Mi madre estaba llorando por no saber el paradero de su hijo mayor, mientras que mi padre se sentía decepcionado y sucio de alma.

«Perdóname, Señor... Te he fallado»

Fue lo que murmuró después de golpear la pared con su puño ensangrentado tratando de contener la rabia.

La carta reportando la fuga de mi hermano había llegado demasiado tarde, de menos lo suficiente para no saber en donde buscar a Itachi y tener la certeza de que no sería encontrado tan fácilmente. La gente del pueblo rumoreaba que una chica muy hermosa del lugar había salido de madrugada en dirección al camino oscuro que llevaba al seminario y muchos de ellos juraban que iba a verse con mi hermano algunas noches, aunque todo eran suposiciones, por supuesto.

Un domingo después de la desaparición de Itachi, mis padres y yo nos dirigimos al centro de la ciudad con las voces morbosas a nuestras espaldas, pero las ignoramos completamente y entramos a la iglesia para rezarle al magnánimo, todos con diferentes motivos.

Mi madre pedía a Dios porque su hijo estuviera bien, mi padre porque regresara para recuperar su honra y que así, todos en Bibury dejaran el apellido Uchiha lejos de sus bocas y yo... Yo no pedía nada, mi mente estaba en blanco, solo pensando en mi próxima misión: La felicidad y orgullo de mis padres.

Los días transcurrieron tan rápido como parpadear. Mis maletas estaban recargadas en grandes puertas de madera, las lágrimas de mi madre en mi camisa blanca y mis dieciocho años a veinticuatro horas.

El seminario parecía mejor de lo que pensaba, más bonito y con grandes áreas verdes, pero la voz afligida de mi madre no me dejó captar sus alrededores con detalle en ese momento.

—Te extrañaremos mucho, hijo— Dijo al abrazarme con pequeñas lágrimas en sus ojos —Ve con Dios.

—Igualmente, mamá— Dije sin un ápice de emoción, pero con una sonrisa fingida y mi padre se dirigió a mí con la misma mirada fría de siempre.

—Recuerda poner nuestro apellido en alto— Su tono de voz no mostraba ningún indicio de resquemor —Vendremos a visitarte pronto... Qué Dios te bendiga.

Hizo la señal de la cruz persignándome y al final, dio un beso hipócrita en mi mejilla.

Por supuesto que vendrían a visitarme pronto al seminario. Fugaku Uchiha se aseguraría de que no intentara lo mismo que mi hermano y por la misma razón, me envió a un seminario mucho más lejano del pueblo y con mejor vigilancia y exigencia por parte del señor Obispo, especial para aquellos renegados que quisieran tener, aunque sea en mente, tratar de escapar.

Yo era la salvación de la familia Uchiha...

Ninguna distracción se atravesará en mi camino...

El apellido nunca más sería manchado por un renegado...

Sasuke Uchiha, tú serás el próximo sacerdote de la familia. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...

—Amén.

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Me da gusto leerlos de nuevo, mis queridos lectores ❤️

Primero que nada, quiero agradecer por seguir dándome su apoyo al leerme y por comenzar con ésta historia. En verdad, gracias 🥰

Segundo, sé que mi historia puede resultar un poco incómoda a primera vista por la temática de ella, pero quiero aclarar que la publicaré tratando de no faltar el respeto a aquellas personas creyentes como lo soy yo. Simplemente, es para traerles un poco de entretenimiento.

Otra cosa que quisiera aclarar es que en esta historia, Sasuke no es un sacerdote, es un diácono obligado moralmente por su padre y por ello, siento que no le estoy faltando a la religión católica y a sus creyentes, ya que ésta historia no es llevada a cabo con un objetivo bizarro, sino con el de demostrar que el amor, puede cambiarlo todo.

Espero que sea de su total agrado y la disfruten en el resto del camino y hasta el final ❤️

Muchísimas gracias 🌸

El Perjurio De Un SeminaristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora