Capítulo 20

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~Torpe~

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Vi como mi madre dejaba caer una lagrima.

Tan solo me quedé allí, a su lado, listo para consolarla con un "te amo, no importa que seas torpe" que tenía atorado en mi garganta.

Tenía su ojo izquierdo de color morado con algunos tonos rojizos y azules. Pregunté qué le había sucedido, y su respuesta llegó con una linda sonrisa que me decía que todo estaba bien.

«¡Soy tan torpe! ¿Puedes creer que me golpeé con una mesa? Pero ya estoy bien, mi niño. No te preocupes»

Miré a mi hermano luego de aquella respuesta. Itachi solo salió de la habitación con sus puños apretados y pensé: "No debería enojarse con mamá por ser algo torpe"

Eso fue hace una hora y luego de que Itachi se fuera, mi madre comenzó a llorar quedito, tan bajito que solo ella podía escucharse y yo otro poquito.

Toda esta hora he estado en silencio al lado de mi madre. No debería sentirse mal por ser torpe. ¡Yo soy torpe! Justo hace una semana me caí del palomar de nuestra casa por querer alimentar a nuestras aves y ahora, estoy con un pie enyesado gracias a que me fracturé la tibia de mi pie derecho.

¡Todos podemos ser torpes! Pero, ¿entonces por qué llora tanto?

Tomé todo el valor que pude recaudar y giré el rostro de mi madre hacia a mí, con cuidado de no lastimar su ojo.

—Mami, te amo... y no importa que seas torpe.

—Gracias, mi cielo. Yo también te amo; aunque sea tan tonta...

...

Cerré la puerta de mi habitación con fuerza. La frustración me estaba matando y me carcomian los celos.

Si desde el día que vi por primera vez a Benjamín en el patio del seminario, lo odié, ahora lo detestaba. Estaba jugando muy bien sus cartas y yo resultaba ser el perdedor; sin embargo, ¿qué más podía esperar?, fui yo quien dijo todas esas mentiras con tal de proteger a Sakura y a mi familia. No debería molestarme porque encontrara a un hombre que la amara y peleara sucio por ella, pero, ¿por qué no podía aceptarlo?

Di vueltas por toda la habitación, una tras otra, como perro enjaulado lanzando mi sotana a la cama.

«¿Y si le explico a Sakura todo y vuelvo a ella?»

No, eso sería ponerla en peligro.

«Puedo contárselo a Itachi. Darle las respuestas que necesita saber y pedirle ayuda»

No, eso también provocaría que su familia corriera riesgos.

—¡Maldita sea!— Golpeé la pared con fuerza hasta lograr que mis puños sangraran.

Todo esto me lo estaba tragando solo y Naruto o Kakashi no estaban aquí para conseguir un consejo. Era una carga muy pesada, más cuando, las personas a las que quería proteger, saldrían heridas por mi propia culpa y al mismo tiempo, las salvo sin que ellas lo sepan.

Maldecía a mi padre, a mi suerte, a mi vida y a todo lo que tuviera que ver con mi apellido, que me mantenía esclavo a un destino al que yo quería renunciar desde que vi esas hebras rosas.

Pero no podía seguir a mi corazón. Debía hacer exactamente lo que Fugaku Uchiha había ordenado. Por el bien de todos, menos el mío.

...

El Perjurio De Un SeminaristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora