Capítulo 6

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~Despedida~

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Miraba por la ventana con un deje de tristeza a mis compañeros partir. Se podía palpar la felicidad que emanaba de ellos por la ilusión de ver a sus familias pronto, en cambio yo, solo podría verlos desde la lejanía imaginando cómo sería su encuentro al abrazar a sus madres, darles un beso en la mejilla y recordar viejas historias.

El nudo en mi garganta volvió, yo no vería a mi madre para apretarla contra mi cuerpo y darle un tierno beso, yo me quedaría aquí, en mi prisión sagrada para seguir con el propósito eclesiástico con el que nació mi hermano y que en su falta, tomaría  yo.

Negué con mi cabeza rápidamente para azotarme internamente por mis pensamientos tan negativos. Itachi estaba bien, feliz y viviendo su vida a lado de la mujer que siempre amó y debía sentirme feliz por ello, en realidad, me sentía orgulloso de su valentía.

El día de hoy no vería a mi madre, pero tendría tiempo suficiente para hablar con mi hermano aprovechando el fin de semana libre y estaba decidido a concluir todas mis dudas. Necesitaba saber qué había ocurrido exactamente cuando se fue y tal vez, al escuchar su experiencia, encontraría un poco de lucidez para construir la mía, porque la indecisión que estos últimos días llegaba a mí, se estaba volviendo cada día más grande.

Escuché el sonido de un objeto golpear ligeramente el suelo y supe de inmediato que Naruto estaba listo para partir. Me di la vuelta para ver a mi único y mejor amigo, que nunca más volvería a ver.

—Bueno, creo que ya llegó la hora— Se escuchó a Naruto decir con un semblante nostálgico —¿Qué harás si te preguntan por mí?

—Mentir— Dije claro y consciso.

—Eso sería faltar a tus valores como diácono. Tampoco quiero que faltes a lo que crees y si tienes que decir la verdad, hazlo.

—Ya no estoy tan seguro de lo que en verdad creo— Desvíe mi mirada para enfocar a la nada —Últimamente he estado muy confundido.

Sus ojos se abrieron con sorpresa —¿Estas pensando en retirarte del seminario también?

No negué, pero tampoco lo confirmé —Solo me siento inquieto. Me molesta que mi padre me quiera mantener prisionero aquí— Pude ver que el rubio frente a mí quiso indagar más, pero fue prontamente interrumpido —Tienes que irte ya. Tu carruaje espera, pero recuerda, haz lo que dicte tu corazón y si eso es que busques a Hinata, sé muy feliz.

—Supongo que te doy el mismo consejo— La sonrisa característica de mi amigo apareció y llegó hasta a mí para abrazarme con fuerza —Lo haré... Gracias, Sasuke.

Di dos palmadas en su espalda después de cinco segundos para indicar gentilmente que se alejara. No me gustaban mucho las demostraciones de afecto, menos en una despedida con mi mejor amigo.

—Suerte y escríbeme pronto, Naruto— El rubio asintió luego de darme de nuevo una sonrisa y tomó su pequeña maleta.

Aunque mi amigo no llevaba todas sus cosas para no levantar sospechas, su valija estaba lo suficientemente pesada por las cosas importantes que llevaba dentro, como sus documentos importantes, un poco de ropa, fotos familiares y todo el dinero que pudo acumular durante su estadía en el seminario. Seguramente eso sería suficiente para empezar con su nueva vida.

Bajé con él en silencio las escaleras para acompañarlo hasta su carruaje y pude ver al rector Hatake acercarse con una valija.

—Buenos días, hermanos.

El Perjurio De Un SeminaristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora