Capitulo 2.

161 11 0
                                    

Hermione se despertó de golpe intentando contener un grito.

No era la primera vez que le pasaba. Las pesadillas eran algo recurrente en su vida, sobre todo luego de la batalla. No variaban demasiado, siempre eran sus padres siendo encontrados por los mortifagos para posteriormente ser torturados hasta la locura y asesinados o sus amigos en la misma situación. Ella se encontraba totalmente paralizada sin poder hacer nada. A veces soñaba con cuando fue torturada, solo que muchas de estas paraban cuando perdía la cordura. Estas pesadillas tenían un mismo fin: las personas que querían estaban sufriendo o muriendo y ella no podía salvarlas.

Bajo la vista y se dio cuenta que estaba completamente empapada por el sudor. Su pecho subía y bajaba y sentía que su corazón iba a salírsele. Se mentalizo como solía hacer cada vez que eso pasaba. Estaba en la madriguera, Ginny dormía a unos metros de ella, la guerra había terminado, ganaron la batalla, Voldemort estaba muerto, los mortifagos estaban en Azkaban.

Era libre.

Se dio cuenta que estaba comenzado a amanecer. El sol salía lentamente, iluminando apenas la habitación, pero lo suficiente para ver que el reloj marcaba las cinco y media de la mañana. Era demasiado temprano para estar despierta.

Giro la cabeza y vio a Ginny quien dormía plácidamente. Roncaba y no tenía idea de nada de lo que pasaba a su alrededor. Al parecer era algo recurrente en los Weasley, pues Ron era igual. Ella nunca se despertaba, incluso cuando Hermione hablaba dormida o no podía evitar reprimir un grito.

Tenía el cuerpo totalmente transpirado y la ropa pegada por lo que decidió que lo mejor era tomar una ducha. Volver a dormir no era una opción, después de todo, no quería volver a revivir esas imágenes. Era un buen momento para escabullirse al baño, ya que a esa hora sospechaba que no habría nadie en los tres disponibles.

Dudaba de que Ginny se despertara por sus ruidos, sin embargo, tomo sus cosas con la mayor de las cautelas y salió de la habitación. Comenzó a caminar por el largo pasillo hasta el baño. Cuando puso la mano en la perilla, la puerta se abrió de repente, sobresaltándola.

George Weasley la miraba con expresión de sorpresa. Iba vestido con su ropa de trabajo, tenia el pelo mojado y el pijama en sus manos.

-Lo siento, no quería asustarte – Le dijo – ¿Qué haces despierta a esta hora?

-La luz me despertó – Mintió.

- ¿No será porque quieres estudiar un poco antes de tu primer día? – Pregunto en tono burlón.

-No todo es estudio en mi vida Weasley – Le sonrió – ¿Puedo preguntar qué haces tú despierto?

-Debo ir a trabajar en la tienda, después de todo es un gran trabajo y soy solo uno – Su cara detono tristeza cuando termino la frase.

Ambos se sumieron en un silencio incómodo. Hermione no sabía que decir o mejor dicho, temía que cualquier cosa que hiciera pudiera dañar al pelirrojo. El último tiempo George había estado bastante estable, siempre y cuando, no hablaran demás. El intentaba no mostrarse vulnerable, pero Hermione lo solía encontrar llorando muchas noches, las mismas que ella no podía dormir debido a sus pesadillas y daba vueltas por la madriguera con la esperanza de así cansarse.

-Debo irme, pero quiero desearte éxitos en tu último año – Le sonrió – ¡Solo tu vuelves al colegio pudiendo saltarte el último año!

-Soy Hermione Granger ¿Qué esperabas?

-No esperaba menos de ti.

Entonces George la abrazo. Fue sorpresivo para Hermione. Ellos solo se habían abrazado una vez, cuando fue el funeral de Fred. George lloraba desconsoladamente y estaba realmente mal. Él quería estar solo pero ella se acercó a hablar con él y luego de esa charla, ambos se dieron un corto abrazo. Sin embargo, ese estaba lleno de sentimentalismo, como si quisiera trasmitir muchas cosas que no podían decir.

Arcade [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora