Capitulo 23

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Hermione abrió lentamente los ojos, pero no fue fácil. Sentía sus párpados tan pesados que por un rato pensó que no podría volver a ver la luz exterior.

Cuando por fin terminó de abrirlos y su vista comenzó a tomar nitidez, se dio cuenta que estaba en la enfermería de la escuela.

Entonces, la realidad volvió como una gran bofetada.

En un segundo se estaba sonriendo con Malfoy, a punto de hacer un gran trabajo y al otro, se encontraba entre una gran maraña de humo negro y un ruido que la hizo paralizarse completamente.

Se había quedado cegada. Un montón de recuerdos vinieron a su mente y antes de que pudiera darse cuenta, estaba abajo de la mesa sin poder respirar por el humo y la falta de aire que sentía por la situación. Luego, Malfoy la estaba sacando del lugar en brazos y se encontraba calmándola.

Hermione bajó rápidamente la mirada y pudo ver que en el dedo llevaba puesto el anillo que Malfoy le dio. Recordó que cuando vio llegar a Ginny, en un momento de lucidez se lo coloco, ya que pensaba que se lo sacarían de la mano si le obligaban a abrir el puño y probablemente, debería dar explicaciones de porque tenía eso. No se había desmayado, si no que a durmieron por lo alterada que estaba.

Se dio cuenta que ya todos sabían su secreto.

Estaba acabada. Ahora todos sabrían que ella no estaba bien. No le molestaba eso, le molestaba que no había podido solucionarlo y al mismo tiempo, que ahora la gente se vería obligada a ayudarla y no porque querían hacerlo. Sería una carga para todos los demás, cuando ya de por sí cada uno estaba librando su propia batalla personal.

Intentó calmarse. Podría decir una gran mentira y tapar todo lo que había pasado.

Pero sabía que a Malfoy no podía seguirle mintiendo. Habían pasado demasiado tiempo juntos y él solía mirarla, aunque ella se hiciera la desentendida. Al principio pensó que era porque quería verla, cosa que realmente era imposible, pues era justamente Draco Malfoy. El jamás la observaría por gusto.

Pero después se dio cuenta que solía tener esa mirada cuando ella estaba en sus días malos, donde se podía notar su declive, sea por sus grandes ojeras, lo poco arreglada que iba y porque su cuerpo marcaba más la falta de nutrientes que tenía.

Eso, sumado a la escena del baño, claramente le habían dado señales de que ella no estaba bien. Después de todo lo que había pasado intento ignorarlo lo más que pudo, pero no tuvo éxito. Él había visto su lado más vulnerable en todos los sentidos, la persona que más había aborrecido, sabia su debilidad y lo más increíble de todo esto, es que no era algo necesariamente malo. Aunque le costara admitirlo en voz alta, Draco Malfoy había sido de gran ayuda y no solo en buscar la forma de devolverle la memoria a sus padres.

Intento quitar rápidamente esos pensamientos, le estaba empezando a doler la cabeza y no quería agravarlo, pues no quería ir a pedir una poción y tener que hablar. No estaba lista.

Sintió un pequeño ardor en el hombro y cuando miró hacia el costado, se dio cuenta que tenía una venda. Entonces recordó que se había quemado.

Intentó dormirse, pero no tuvo éxito. Al final terminó mirando el techo por un largo rato, hasta que entonces, la locura terminó consumiéndola y se dio cuenta que tenía que salir de la cama.

Se paró lentamente y decidió que lo mejor era ir al baño y también lavarse la cara. Si la veían, agravaría sus dolores de cabeza al punto de que ni siquiera podía hablar, después de todo, era normal que se sintiera mal.

Corrió lentamente las cortinas que separaban su cama de las otras y vio a lo lejos a Madame Pomfrey dormida, cosa que le parecía bastante raro, puesto que parecía que jamás dormía. Empezó a caminar lentamente y noto que había varias cortinas corridas, por lo que seguramente otro grupo de estudiantes estaba afectado por lo que había pasado. Nunca pensó que una mala poción podría generar tantos estragos.

Arcade [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora