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Apolo tomo el bolso de Lily colocando lo sobre su hombro. Las clases por fin habían terminado y las tareas y proyectos parecían estar siguiendo les el paso, ya que cada vez eran más e incrementaban, se encontraban en febrero, pero aparentemente a los profesores les parecía buena idea dejarles mucho más antes de la fecha de partida.
Lily, tomo su mano haciéndolo salir de su ensoñación, para girar su cabeza y observarla fijamente mientras sonreía hacia la pelirroja. Apolo y Lily habían comenzado a intentar algo. Querían intentar si una relación entre ellos podría funcionar, después de todo, habían sido amigos antes que nada y no querían dejar de serlo, así que probando salir en más citas, sorpresas, pero sobretodo hacerse sentir especiales con el más mínimo detalle o palabras era más que suficiente para ambos, los dos realmente se amaban cómo para dejarse ir fácilmente.
Lo estaba haciendo vivir un sueño adolescente del cual no quería despertar nunca.
Aunque a algunos le sorprendió saber que Lily tenía sentimientos por el, para otros, no fue tanta la sorpresa, ya que lo sospechaban, pero sin duda todos estaban felices por ellos, aunque nadie más que Marlene, y eso se le notaba.
—¿Les molesta si los acompaño al Gran Comedor?—Marlene apareció detrás de ellos, sorprendiendolos a ambos pero aún así, ambos asintieron con una sonrisa.
Apolo observó a su mejor amiga platicando con Sirius, aunque Sirius parecía ser el único que realmente hablaba mientras que Meissa, rodaba los ojos con frustración mientras guardaba sus cosas en su bolso. Supuso que Sirius se encontraba confirmando la sorpresa que tenía para la rubia, ya que quería todo listo.
—Para nada Marls, nos encantaría que nos acompañarás—dijo Lily con una dulce sonrisa.
Apolo sonrió divertido cuando idea cruzó por su mente, siempre había añorado molestar a la rubia con el francés y ya había sido un largo tiempo en el que no lo hacía, así que no perdió la oportunidad de ocupar aquel momento.
—Tu es notre amie blonde, nous ne serions jamais dérangés par ta présence.
Marlene lo observó con el seño fruncido, confundida, mientras que Lily, quien había estado practicando aquel idioma con el pelinegro supo en unos cortos segundos lo que Apolo había querido decir.
—¿Me ofendiste o es un halago? Sabes que no entiendo y aún así me molestas. —dijo Marlene mientras se cruzaba de brazos, y pasaba su mirada de Apolo a Lily y viceversa mientras salían del aula de clases.
—Blonde, je ne pourrais jamais t'offenser.
—Ahora si puedo jurar que me ofendiste.
—No lo hizo Marls. —dijo Lily mientras miraba a la rubia con diversión—Solo dijo que no le molesta que nos acompañes, ya que tú eres nuestra amiga. Y a lo que te respondió es que el jamás podría ofenderte.
