Capítulo 12

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Ánika

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Ánika

Quisiera decir lo siento, pero las palabras realmente no me salen, se me quedan atoradas en mi garganta cuando solo veo las miradas cargadas de odio que se dedican los gemelos. Uno saca un arma y justo cuando se lanza él primer disparo, mi mente está frenada en este momento.

Es como un destello que hace que recuerde algo así. Otros lo llamarían deja vu, pero yo prefiero llamarlo recuerdo porque no creo en inventos chinos.

Flashback

Cariño quédate en la orilla, sabes que no puedes ir tan lejos —regaña papá desde la camilla que debe estar tomando el sol.

Me meto un poco más y bajo la cabeza hasta que el agua la tapa completa. No siento nada, solamente el murmullo del líquido que me envuelve.

Cinco , seis , siete , ocho..

Saco fue la cabeza al necesitar el oxígeno en mi sistema, queriendo llegar a diez, es sumamente difícil. Mis pensamientos son cortados de pronto por el sonido de alguién cayendo al agua, tras gritos masculinos, siento que revolotean en el líquido un poco lejos de mí. Debe ser en la parte onda, o mejor dicho super onda. Ahora escucho los gritos que papá lanza a esa persona que cayó desde afuera.

—No me dicen lo que tengo que hacer con el jodido crack, aquí el jefe soy yo.

Lo que cayó al agua puedo sentir como pataletea en lo profundo y yo me quedo tiesa escuchando como lentamente deja de moverse. El ruido de los tacones en la terraza advierte algo y es que llega mamá, pero aún estoy quieta a la espera de algún otro movimiento, sin embargo no hay nada, no se vuelve a mover.

—¿Qué mierda haces Francisco?, te he repetido que alante de la niña nada de negocios —le grita a papá reclamándole.

—Ella pronto dejará de ser una niña y sabes que tendrá que lidiar con esto y más, todo será de ella, es su legado —le reclama papá a mamá.

Siento que me llaman desde afuera, pero yo no me muevo, no puedo hacerlo, mis pirnas no responden.

—Ánika, Ánika cariño ven —me llama mamá.

Sigo dentro de la alberca esperando que eso se mueva, cuando papá entra, papá no deja de moverse en todo momento.

El sonido del movimiento hace que gire mi cabeza en dirección a la entrada de la parte baja donde me encuentro y me toman en los brazos sacándome de la piscina.

—¿Por qué no se mueve? —interrogo.

—¿Qué cariño? —me pregunta mamá caminando a toda prisa dentro de la casa.

—Eso que cayó cerca de mí, ¿por qué dejó de moverse?, no salió.

Noto como traga grueso pero no me responde por un largo rato, hasta dejarme en la habitación mía, me baja en la tina del baño mientras va llenándose de agua caliente y me quita la trusa.

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