Capítulo 7

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Ánika

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Ánika

Casi no duermo en todo la noche, la vergüenza no me cabe en toda la cara. Debí cerrar la puerta con seguro, nunca pensé que pudiera pasar, pero a la vez siento alivio ya que recuerdo que dijo.

—No me decepcionas preciosa, así mismo te enseñé.

Muchas veces Scott me insistía para que me tocara frente a él, yo rotundamente le decía que no lo haría y que no sabría cómo, por lo que siempre él me tocaba deliciosamente ahí antes de hacer el amor. Cuando lo hacía me decía exactamente algo así, lo recuerdo como si fuese hoy.

Flashback

Estoy duchándome con traquilidad, el agua caliente recorre con delicadeza mi cuerpo, relaja y quita las tensiones de mis músculos. Son las 8 de la noche y hoy Scott me llamó en la tarde para decirme, que llegaría en la noche a la casa, se iba a reunir con un inversor para la nueva aplicación de cámaras de seguridad que su empresa había creado. Ya es de noche así que debe estar al llegar.

Lavo mi cabello y mi cuerpo con esmero, cuando creo que ya es hora de salir de la ducha volteo y al hacerlo brinco del susto al sentir una voz que con exigencia me dice desde el otro extremo del baño.

—¿Tomando el baño sin preciosa? —su voz es ronca.

Sonrío al verlo un poco molesto.

Era muy tarde ya y estaba agotada —me excuso por lo bajo.

Si alguna ley tenemos Scott y yo como pareja, es que nos duchamos juntos todos los días, es algo sagrado desde que nos casamos y vivimos juntos.

Lo siento caminar hacia y mi cuerpo se va erizando poco a poco, él se inclina despacio hacia mi cuello y succiona con deseo un pedazo de el mismo. Yo me retuerzo con esa acción hasta que poco a poco sube a mis labios y una de sus manos baja a mi sexo, su lengua invade placenteramente mi boca y sus labios succionan los míos.

Uno de sus dedos roza mi clítoris y yo gimo en respuesta para luego rogarle que lo toque con más intensidad.

—Tócate tú para mí —pide con la voz fuerte y entrecortada.

Siento mis mejillas teñirse de rojo y nego con la cabeza, lleva días pidiéndome eso, pero eso va más allá de mis límites, y yo no soy capaz.

Scott suspira en respuesta y su mano ataca directamente mi sexo, sus dedos comienzan a hacer maravillas en mí al punto de tener que sostenerme de sus fuertes brazos. Sus labios se prenden de uno de mis pezones sin avisar y eso hace que gima más alto de lo normal.

¡Es demasiada presión!

Sus dedos, su labios y lengua hacen la perfecta combinación, sin embargo sin esperarlo me gira de espaldas a él y me inclina sobre el lavado, pone una de mis piernas en el inodoro y me penetra sin contemplaciones. Una de sus manos agarra con fuerza mi cadera y la otra sigue en mi botón jugando y torturándolo de manera intensa.

Más allá de lo que se puede Ver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora