¿En qué momento la perfecta burbuja en la que vivía se rompió?
Todo el cuento de hadas que vivió por 26 años se esfumó como humo frente a sus narices. Lo que menos imaginaba sucedió, y mucho menos pensó que su esposo y hasta su familia, le ocultara...
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Ánika
El sonido de la alarma de hace sobresltar en la cama. Veo el reloj y son las 7 de la mañana. Me levanto y tras hacer mis cosas de mujeres , voy en busca de mi ropa deportiva. La pongo sobre mi cuerpo, calzo mis pies con zapatillas Adidas y mi cabello lo enrollo.
Salgo fuera a tomar un poco de café, veo a uno de mis hombres muy cerca de mí
—¿Va algún lado Doña?
Me giro y lo encaro, es bonito , alto fuerte y vestido completamente de negro.
—Si voy a correr un poco , pide a uno de los hackers que vigile la cuadra y que en cinco minutos hayan hombres en cada esquina vigilando , correré al menos 2 kilómetros.
El hombre asiente y se marcha a acatar mis órdenes. Termino de tomar mi café con calma para recoger mi cabello en una , pongo la gorra para salir.
Casi al llegar a la entrada principal escucho que me hablan de atrás:
—¿Vas a salir cariño? —pregunta mi abuelo.
Llego hasta él y planto un beso en su mejilla.
—Buen día abuelo. Voy a hacer un poco de ejercicio —le comento.
—¿Sola?
Veo ahora al chico de antes llegar hasta nosotros.
—¿Tienes lo que pedí? —cuestiono a él y la cara de mi abuelo ve a su dirección.
—Sí —responde hacia mí.
—¿Qué sucede Ánika?
—Le pedí que custodiaran la zona a la que iré y él también se ofreció acompañarme, ¿verdad?
Su rostro se sorprende pero al instante asiente.
—¿Y qué esperas aún?, ve a cambiarte —le reclamo y él sale rápido hacia algún sitio.
Los ojos de mi abuelo me miran con cautela.
—No quiero que andes sola por ahí —me dice con preocupación.
—No te inquites, estaré bien, hacer ejercicio es muy bueno para despejar. ¿Y Lianne?
—Se marchó esta mañana, dice que te verá dentro de un mes para la próxima consulta y que sigas con cuidado las dosis que te mandó.
Asiento con la cabeza , pensando en por qué no se despidió de mí, aunque luego la llamaré y estaré al tanto. El hombre llega otra vez pero esta vez ya vestido con ropa deportiva. Sonrío de lado al verlo y él se mantiene inmune.
—¿Nos vemos Doña? —habla y asiento.
—Luego me pondré al día con todo abuelo—me despido para salir.
Tengo que saberlo todo, aún no sé cómo llegué al hospital y cómo Stuart me dejó libre tan fácil , porque él quería llevarme con él.
Al salir de la mansión veo como hay hombres por todos lados custodiando cada extremo de la carretera. Están cada 20 metros cada uno, aparte de que el hombre que va conmigo está armado también, su arma la tiene en su pierna.