Valentine's Day

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—Cubitos no streamers

—Continuación de uno de los OS de aquí

—No sigue el canon, Purpled no traicionó a Q (? o tal vez sí, no sabemos...

George se había convertido en un traidor para Kinoko Kingdom, pues se había ido a Las Nevadas, tras Quackity, a quién amaba

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George se había convertido en un traidor para Kinoko Kingdom, pues se había ido a Las Nevadas, tras Quackity, a quién amaba.

Sentía que estar con él era lo mejor que le había pasado. Cuando lo besaba, sentía que tocaba el cielo, y no estaba tan equivocado.

Se acercaba el ‘Día de San Valentín’, el día del amor y la amistad. Charlie, el slime, era uno de los emocionados por eso, parecía un niño pequeño. Mientras tanto, George ya tenía planeado lo que quería hacer ese día y el anillo en su bolsillo era la prueba de eso.

Fue un día normal a decir verdad. Excepto que se abrió un servicio especial en los casinos como conmemoración del día del amor. George sonreía como bobo al ver a su pato ir de un lado para el otro como el jefe que era.

—Quackity de Las Nevadas merece algo especial —Charlie se le había acercado, con unas flores de papel manchadas de slime—, no es mucho, pero, ¿cree que le gusten?

—Yo creo que sí, Charlie.

Foolish y Purpled solo parecían juzgarlo con la mirada, pero no decían nada a George, quién parecía besar cada parte por la que Quackity pisaba.

—A lo mejor algún día encuentras tú a tu propio pato —se burló George del alien de traje morado.

—O incluso un cuervo —Foolish le siguió la burla.

—Idiotas...

Al caer la noche, Quackity y George fueron a la suite en la que vivían desde que el pato le había pedido al antiguo rey que fuera su pareja.

Habían pasado meses para que el híbrido aceptara a George como su pareja. Incluso aún seguía teniendo pesadillas con su pasado y lloraba en las noches, pidiéndole perdón a George por arrastrarlo a ese infierno con él.

Aquella noche, Quackity se desvistió, mientras George acariciaba sus maltratadas alas.

—Eres tan hermoso, Quackity...

—George...

—Sé que te han hecho daño en el pasado —dijo George, mirando a Quackity, quién se veía ligeramente perturbado—, pero juro que te haré feliz, es lo único que quiero, Quackity.

La luna estaba resplandeciente esa noche y la figura etérea del pato era como si bailara debajo de la luna, como si fuese de él y le aceleraba el corazón cuando lo miraba con esos ojos que parecían dos estrellas.

—Me fascinas, Quackity... tú y la luna son tal para cual... Tienes algo que me hace bien y algo que no me hace tan bien.

Los ojos del híbrido brillaban por la ilusión que le provocaban las palabras de George. Tragó saliva y se acercó a él.

—Quackity, estoy listo para un ‘no’ pero, ¿quieres ser mi esposo? —preguntó, sacando un anillo dorado.

—Sí, sí quiero, George.

No lo había dudado. Sabía que George era diferente a los otros con los que había estado. Le había demostrado amor y le había dado espacio cuando se lo pidió y aquello era importante para él.

Dejó que el más alto le pusiera el anillo en el dedo anular. Hace un tiempo se había desecho de los anillos que compartió con Karl y Sapnap, ahora luciría este, que era, aunque le doliera un poco admitirlo, más lindo.

Se había enamorado de George y eso le hacía feliz. Lo besó y luego se acostaron uno al lado del otro. Entonces la mente de Quackity se encendió con arrepentimiento, ¿sabía George que Dream estaba en la cárcel y él estaba haciendo lo posible para ir a verlo? De verdad necesitaba el revival book...

—¿Estás bien, Quackity?

—Sí, George... es solo que estoy feliz de ser tu prometido —no era mentira, solo una verdad a medias.

—Yo también estoy feliz, Quackity.

A la mañana siguiente, ambos encontraron a Charlie, quien se veía emocionado:

—Quackity de Las Nevadas, ¿tú y George se van a casar?

—Eh... ¿cómo sabes eso, Charlie?

—Purpled me dijo —respondió feliz—. Dijo que eso hace la gente cuando se ama. ¿Tú amas a George, Quackity de Las Nevadas?

Aquella pregunta le recordó a aquel viaje a Kinoko Kingdom, donde se encontró con Karl y Sapnap. Karl le había recriminado e insultado, pues su primera muerta era su culpa, según el castaño. Inconscientemente se miró las manos, que tenía manchadas de sangre de tanta gente. Luego recordó cómo George le había consolado y le había confesado su amor en aquella noche de tormenta.

—Sí, Charlie, ¿por qué preguntas?

—Oh, ¡algún día quiero amar a alguien!

Quackity miró su anillo una vez más y le dio la mano a George, quién le sonrió y le invitó a dar un paseo fuera de Las Nevadas. Quackity accedió, dejando a Foolish, Fundy y Purpled como encargados de Charlie y del país.

—¿A dónde iremos? —preguntó el del beanie, montándose en el caballo como le había indicado George.

—Definitivamente no a Kinoko Kingdom.

Cabalgaron mucho tiempo hasta llegar a lo que antaño fue El Rapids.

—¿Por qué todo está... destruido? —preguntó el de las gafas.

—Lo hice yo... —susurró Quackity—. Después de aquella noche —George asintió, sabía de qué hablaba el híbrido— me sentía miserable, así que destruí esto.

—Aquí me enamoré de ti. ¿Recuerdas la mordida de la verdad? —Quackity asintió—. Creo que aquella noche me pareciste más hermoso de lo que alguna vez me pareciste.

Caminaron un poco más y de sentaron, simplemente mirando el cielo, estando juntos. Sin sospechar nada de lo que se acercaba.

𝐓𝐇𝐎𝐔𝐒𝐀𝐍𝐃 𝐖𝐎𝐑𝐃𝐒 | qnfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora