Vinculados [🌈] Namjin. ¡TERMINADA!

Capitulo 43

Kim Namjoon.

Soy un extraño en tierra que nunca pensé pisar.

Es la sangre que bombea mi corazón acelerado, lo que hace ver un nuevo mundo de fantasía. En el el primer reino de primavera que sopla en un aire cálido y fresco, donde los arboles de la salvaje jungla brilla como un reflejo al sol y en que las nubes tan puras se reúnen para próximas una limpia lluvia.

El reino de primavera, un lugar sagrado en el mundo que no tiene percances de magia, ya que esta prohibida para polisones como yo.

Son escasos los minutos que me hacen apreciar la naturaleza misma, ya han pasado largos meses desde que comenzó mi travesía, un camino largo que comenzó desde los sagrados túneles de Cromática hasta lo que parece la entrada de un nuevo reino.

Mi piel nuevamente se sentía quemada por el sol que no puedo controlar; estando prohibida mi magia. Mi estomago sentía un hueco debido a la regularidad de alimento y agua, los musculos en mi cuerpo dolían debido a la larga caminata, era mi voluntad la que me mantenía en pie, también la que hizo esquivar una cuchilla.

Al amortiguar en uno de los arboles de la jungla, aquel árbol se menea como el mismo viento lo hiciera como el resto, la punta de aquella cuchilla fue suficiente para envenenar aquel árbol y terminar con su vida.

Realmente no esperaba una bienvenida así, pero debería ser consciente que mi vida podía tender en cualquier momento de un hilo en este reino.

Como si fuera costumbre mi mano se acerca a la espada, hasta recordar y dar un vistazo, sabiendo que el mismo ermitaño Jeon Jungkook, la sellado con pergaminos. Por eso, sin dejarme sin opción es ahora un brinco alto al que doy, al sentir una estampida, parecido a una bestia con cuerpo de humano veo al chico de labios azules, garras largas como cabello descuidado, no se encontraba solo.

− ¿QUIÉN ERES? −Exclama el chico bestia destruyendo un nuevo árbol− ¡QUIÉN ERES!

Bajo la gorra de mi capa para mostrar mi rostro, lo primero hago es una mueca por el olor tan amargo.

Escuchaba el aire brotar debido al descontento con su naturaleza, dándome la vuelta me encuentro con las distintas siluetas como los ataques. Me apresuro a correr al saber que no tengo la opción de tener un arma, brincando y esquivando con la ayuda de los arboles y arbustos de espina, teniendo aquel chico de labios azules gran velocidad, apenas doy un vistazo hasta dar uno de los arañazos haciendo caer a un árbol.

Haciéndome la misma pregunta que la última vez, pongo más atención a mi alrededor, en una montaña que sigue cuesta arriba. Cuando siento nuevamente su estampida llegar. Bloqueo con las distintas cuerdas, enredando al chico bestia que con desespero intenta zafarse.

− ¡VEN AQUÍ! ¡NO VAS A ESCAPAR TAN FACIL! −Escuchaba sus arrancones de gruñidos salir de sus filosos colmillos, aquel mismo saliva− ¿Quién eres‽ ¿Por qué desprendes un delicioso sabor? ¡Voy a devorarte!

Sentía su mano con uñas largas acercarse, son las mismas lianas del árbol de la jungla la que causa una fuerte atadura, apretando su cuerpo delgado. Al sentir nuevamente que es algo lanzado hacia a mi retrocedo, cubriéndome con el árbol, me quedo inmerso en aquella cuchilla de veneno.

Es un mismo parasito de muertos quien vuelva con un aguijón para atacarme. Aquella sanguijuela la había conocido en mis libros de textos, un parasito que tiene la proporción adecuada a la de un insecto con letal veneno, si uno de sus aguijones lograra a tocarme terminaría con mi vida en cuestión de minutos y asumiría mi cuerpo como si fuera suyo a un control total.

En el inmerso bosque n el que ahora las nubes chocan, los arboles y otros animales que hacen ruido, logro perder de su vista aquel parasito, oculto en una rocosa figura, lo veía levitar en un cuerpo delgado y pálido, estando en mi búsqueda.