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Narrador: Tristan ShawMe fui a mi bar favorito después de presenciar la escena de como todos, preocupados, se llevaron a Tara a la casa de la manada.
La casa de la manada está formada por los subordinados del Alfa Líder y aquellos que protegen y salvaguardan a nuestra grupo.
Tara Block no era ni uno ni otro.
Solo accedí por compasión hacia sus padres y para aplacar mi conciencia de lo ocurrido.
Transcurrieron dos horas y seguía sin despertarse.
No estaba tan seguro si el rechazo fue la causa o la dureza de mis palabras.
Todo esto me molestaba.
Estaba bebiendo un vermú cuando sentí a alguien detrás. Era Jacob.
- No me puedo creer que lo hayas hecho.- murmuraba mientras se sentaba a mi lado. - Ella se desmayó. Podría morir.
- No exageres, en unas horas estará bien.
- Tristan, no debiste hacer eso. ¡Estás haciendo dañó a una persona! - su voz se fue intestificando a medida que hablaba. - ¡Te arrepentirás!
La misma frase pronunciado por ella y que se me había grabado en la mente como un tatuaje en la piel salió de la boca de mi beta y amigo.
Me irritaba.
-Jacob, basta.- le dije en tono de advertencia. - Recuerda que soy tu Alfa.
-Lo sé. Pero antes de aquello eres mi amigo. No puedo quedarme mirándote como cometes errores.
- ¿Errores? - protesté - ¡Amo a Aisha, Jacob!
Asintió.
- Tu mismo dijiste que ella sería una gran Luna. ¿Por qué ahora defiendes a otra persona?
- Si, Aisha tiene un gran corazón y sería una gran Luna, mas pensé que ella sería tu compañera predestinada no otra. - hizo una pequeña receso y reanudó. - No puedo estar de acuerdo con eso. Es romper una de las reglas más importantes de las manadas.
- Las leyes no duran para siempre. Es hora de cambiarlas. - tomé un sorbo de mi bebida antes de seguir.- La sola imagen de tenerla a mi lado y no a Aisha... me encrispa la sangre.
•••
Había pasado dos días desde que Tara había colapsado.
Su circunstancia produjo un gran revuelo en la manada.
Por un lado, los familiares y amigos angustiados buscaban la causa y el remedio para ayudarla.
Su madre no paraba de rogar a la Diosa Luna que abriera los ojos mientras que mis padres y el Sr. Block intentaban contactar con algunas personas que pudieran hallar alguna medida.
Seguían sin tener éxito.
Por otra parte, Aisha lloraba porque sentía culpabilidad sobre ello.
- ¿Y si no despierta? Tenemos que hacer algo. - dijo agitada con los ojos hinchados de tanto llorar.
- Aisha, tranquila, ella está bien.- intenté tranquilizarla. - Solo han pasado unos días. No te preocupes.
- Pero...
- Todo estará bien - le sonríe y la besé en la frente.
Le mentía con seguridad para consolarla pero la solidez de mis palabras se iba desvaneciendo cada día que pasaba como las semillas de un diente león, con cada soplo de viento se marchitan.
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La villana rechazada
Фэнтези•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°• Tara no sé lo podía creer: el día que cumplió 22 años ,había muerto y reencarnado en la villana de la novela que más odiaba. Detestaba tanto los protagonistas como la trama. Así que, quería regresar con su familia y amigos. ¿Si...