7

447 25 10
                                    

Estaba en la oscuridad de la noche, cerca de las veinticuatro horas en el estacionamiento, cruzado de brazos. Mientras esperaba acomode el cuello de mi gabardina que hace años ya no usaba, los sonidos de los grillos de fondo más la luna redonda tan resplandeciente sobre mí, el viento pasando por mi cabello, alborotando el final de mi gabardina que se movía a su ritmo de aquella brisa. Era el escenario que hace mucho no presenciaba, era tan nostálgico logrando sacarme una sonrisa.
Había dejado a mi hija encargada con una niñera, no pasaría de unas cuantas misiones al menos eso pienso así que no dejaría a mi pequeña tanto con niñeras por la noche, lo bueno es que estaría dormida en la mayor parte del tiempo, apenas podría notar que no estoy y mientras hiciera rápido mi trabajo más rápido estaría cuidando yo mismo de mi niña eso me hacía sentir más tranquilo.

De la nada un sonido de neumáticos acercándose se presentó e interrumpió mis pensamientos, era un auto oscuro que se estacionaba frente a mí, las luces delanteras me segaron un segundo hasta que fueron apagadas. Del coche salió un hombre mayor, calvo, casi tan alto como yo, ligeramente encorvado.

—La noche gobierna...— Hablo con voz grave.

—Y las criaturas salen. —Respondí al saludo clave.

El hombre sonrió ligeramente y se acercó a mí sin mucha prisa.

—Agente palomilla, es un placer conocerte cara a cara. Traigo aquí al novato, cuento contigo para volverlo digno integrante de los ojos hinchados.

Voltee a todas partes para ver al nuevo, pero por más que miraba hasta dentro del coche no lo veía, fruncí el ceño mirando a trasero pálido, este sonrió y señaló hacia abajo, al ver a esa dirección divisé una pequeña persona detrás de las piernas del mayor, este se aferraba con fuerza a él; el pequeño traía un traje estilo ninja que me recordaba al que llegue a usar para infiltrarme a la casa de Zim unas veces cuando era joven. No podía verle el rostro por ello más que sus ojos que no veía muy bien por la oscuridad y poca luz.

—¿Es un niño? — Hablé bajo como si le advirtiera a mi jefe por si no se había dado cuenta.

—No es de sorprenderse, la sociedad incluso acepto un niño como tú hace años, otro no haría daño. — Aclaro su garganta —Agente Palomilla, le presento al nuevo agente Tecolote. Aunque no lo creas tiene un enorme potencial a pesar de su edad, él es el creador de muchos objetos actualmente que nos ayuda a combatir con los seres sobrenaturales, en especial alíens.

Parpadee impresionado, casi suspiro por la impresión, nunca pensé que alguien tuviera ese talento innato y más fue mi sorpresa que volvieran a invitar a un niño a la sociedad, sus papás debían saber de esto ¿Estarán orgullosos?. Dejé de lado todos mis complejos por ese aspecto y procedí a inclinarme para arrodillarme frente a él dejando mi mano en mi pecho.

—Es un honor ser el maestro de tan magnífico estudiante, soy Palomilla, espero puedas llevarte bien conmigo. —Le brindé una sonrisa cálida.

—¿No le dirás nada? —Trasero pálido dió un pequeño empujón al menor el cual dudoso dió un paso hacia enfrente.

—¿No le dirás nada? —Trasero pálido dió un pequeño empujón al menor el cual dudoso dió un paso hacia enfrente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Papá soltero [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora