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Di un paso para atrás instintivamente al observar que todos los duendes cambiaron drásticamente a tener dientes grandes y afilados, babeando gotas gruesas hasta espesas de saliva y con ojos rojos brillantes lazandose a nuestra dirección, no lo dude dos veces, tome a Tecolote en mis brazos, mis piernas se movieron con rapidez hasta correr, el lugar se había convertido en uno de horror, donde sea que viera había duendes horripilantes intentando matarnos incluso había unos tapando ambas salidas, la de emergencia y la del elevador.

—MALDITA SEA.

Usando la misma arma que comenzó todo hace unos segundos, apunte a una ventana dando un disparo que había cargado mientras corría. La ventana se rompió y sin importar que fuera el piso 31 di un salto donde fue caída libre.

—¡No te sueltes, sujeta mi cuerpo con toda la fuerza que tengas!

Le grité al pequeño el cual se aferró a mi torso con fuerza y así pude soltarlo de una mano y tomar una pequeña arma con un gancho en la punta que tenía en el cinturón de mis pantalones, lo lance, la cuerda se vio enseguida y se tensó cuando el ga...

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Le grité al pequeño el cual se aferró a mi torso con fuerza y así pude soltarlo de una mano y tomar una pequeña arma con un gancho en la punta que tenía en el cinturón de mis pantalones, lo lance, la cuerda se vio enseguida y se tensó cuando el gancho se atoró en una ventana logrando no caer más, impulse mi cuerpo contra una ventana, con mis pies la rompí golpeando está lograr que cayera en ese piso sin más contra tiempos, solo pude ver cómo varios duendes pasaron de largo de la ventana y terminaron cayendo directo al suelo.

Deje al menor en el suelo y talle mi cara con mis manos intentando aliviar mi frustración, no podía gritarle de más porque no es mi hijo y es un novato, aún recuerdo cuando yo robe un libro prohibido y desperté a los muertos.  Respire hondo, conté hasta diez y acepte la realidad, como un buen adulto tenía que arreglar la situación no solo quejarme.

— Adiós pago extra y hola descuento enorme.

Susurré a mi mismo, me senté en un pequeño banco que había ahí, frente a mí había un espejo que la poca luz de la noche podía verse mu reflejo, habíamos caído en el piso de zapatería, eso era obvio al ver el lugar de reojo, por los mostradores llenos de zapatos y pósters de los mismos.

—Perdone, no logré hacer la misión, solo empeore todo. — Tecolote suspiró sentándose a mi lado en otro pequeño banco, agachó la mirada con pesadez.

—No te disculpes, también fue mi error debí apagar el arma, pero no lo hice, acepto que ese fue mi error.

"Aunque no sabía que clase de arma era... ¿Cómo tiene algo así de peligroso? Ni siquiera yo sabía que estaba cargando esa cosa" pensé.

—Pero...

—No, tranquilo siempre pueden llegar a pasar esos contratiempos. De todos modos ya no querían cooperar. Pero aún deben de estar por venir hacia aquí, tengo que sacarte del centro comercial, yo voy a exterminar a estos seres...

—Puedo ayudarlo ¡Déjeme ayudarlo Palomilla! También puedo acabar con ellos, cree en mí ¿Verdad? — me miró con ojos llenos de esperanzas que me parecieron familiares, me recordó a mí cuando era niño y siempre pedían que me creyera.

Sonreí con nostalgia al recordarlo, este pequeño me traía muchos recuerdos, es posible que este niño sea como yo y fuera incomprendido, necesitaba un poco de apoyo así como yo lo necesite a su edad, seré el adulto que yo necesitaba de infante. Me levanté y lo miré con una sonrisa pequeña en mis labios.

— Aceptaré tu ayuda agente Tecolote. Juntos acabaremos con estos duendes. — estire mi mano y él la suya dando un saludo para representar nuestra unión.

Los duendes no tardaron en llegar a través de los ductos de ventilación, otros habían bajado escalando la pared desde fuera del edificio, además de usar las escaleras sin mencionar el elevador, nos tenían rodeados, pero con una sonrisa en ambos sacamos nuestras armas, yo un guante con un oyó que proyectaba disparos y el pequeño de su mochila saco un arma pequeña, pero se veía poderosa.

—¡Vamos!

Los ataques venían de todos lados, varios duendes se lanzaban contra nosotros, pero terminábamos haciéndolos polvo literalmente, otros recibían golpes, pero por más que peleamos parecía no tener fin, la lucha se estaba volviendo eterna, me preocupe más cuando el novato dejo de la nada de disparar.

—¡Ya no tengo energía!

—Yo también pronto dejaré de tener. — Fruncí la boca resoplando.

A este ritmo solo nos quedaría correr, así que cerré mis ojos un segundo que pareció varios y recordé algo que podía ayudarnos.

—¡Corramos al estacionamiento subterráneo!

Tome la mano del niño y lo lleve casi arrastrando al estacionamiento, pasando entre esos seres esquivando los lo mejor que podía. Los duendes corrían como ardillas detrás de nosotros usando sus cuatro extremidades soltando arañazos y saltando para atraparme o caerme encima.

Al llegar al estacionamiento corrí un poco más, debían estar aquí... Debían seguir por aquí.

Finalmente después de unos pocos minutos los encontré, era la gente rata que gruñía al verme incluso se erizaban. Me detuve de inmediato y ví un duende saltar hacía a mí, lo pateé como si fuera un balón de fútbol, termino entre la gente rata que lo consumió cuál dulce aperitivo.  Los demás duendes al ver esto me dejaron de lado y pelearon con la gente rata, lentamente me fui de allí con el novato, tratando de no llamar la atención salí con el menor en brazos dando un suspiro de alivio enorme al salir del centro comercial.

—¡Aaaah estuvo increíble! Quiero hacerlo de nuevo agente palomilla, ya quiero tener otra misión.

—¿Si? Pues he tenido mejores, pero al menos no hubo pérdidas mayores.

Sobe mi hombro y lo moví intentando aliviar un pequeño dolor, no esperaba aferrarme para salvar mi vida con la cuerda. Sin embargo, dejé de hacerlo cuando trasero pálido llegó en su coche y volteo a ver hacia arriba cambiando su expresión a una de agobio.

—Dejame adivinar... ¿Se salió de control la misión más fácil que tenía para usted?

—Bueno... Siempre puede llegar a pasar...

—Ahora estoy dudando ligeramente de dejarle a su cargo al novato...

Baje la mirada con una sonrisa falsa rascando mi nuca e intentando no verme tan mal, estaba por hablar hasta que se me adelantó el novato.

—¡Yo quiero seguir con el agente palomilla! Él creyó en mí y es un buen agente, todo salió mal por mi culpa. Prometo escucharlo de ahora en adelante.

Trasero pálido miro serio al niño, luego a mí sin decir ni una sola palabra, tardo tanto en hablar que mi cuerpo tembló lleno de ansiedad.

—... Está bien, pero más les vale que algo como esto no vuelva a pasar. —me miro a mi acercándose— espero informe por la mañana.

—Por supuesto agente Trasero pálido.

—Tenemos que irnos agente tecolote.

Subió al auto Trasero Pálido seguido por Tecolote, pero antes de que el pequeño subiera, este me miró con una expresión llena de alegría, se notaba tan solo en sus ojos.

—Lo veré en la siguiente misión. Muchas gracias por cuidar de mí.

Subió al coche y se fue de ahí, viendo al auto alejándose sonreí extasiado, sentía algo cálido en mi interior, un cosquilleo y orgullo por ese niño lo mismo que sentía cuando mi hija hacía algo que la hacía feliz. Puse mi mano en mi pecho y cerré mis ojos porque yo también esperaba ansioso volver a tener una misión con ese pequeño novato.

Capitulo ocho:
El novato 2/2

Papá soltero [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora