INMARCESIBLE | Pedri G.

0𝟳. False god

02 de Febrero 2023.
Barcelona.

Había regresado de México a Barcelona nuevamente hoy a las dos de la madrugada, exhausta de otro viaje de casi veinticuatro horas. Ya basta de vuelo largos por un tiempo.

Ayer los chicos habían jugado contra el Betis ganando 1-2 a favor del Barcelona.

Eran mediodía ya y me acababa de despertar hace cinco minutos, estaba viendo las redes todavía acostada sobre la cama de Gav. Él se había ido desde las ocho al entreno y dijo que volvería en unas cuatro horas así que probablemente estaba por venir. Me senté sobre la cama deshaciendo mi moño mal hecho para hacerlo de nuevo -igual de mal-. Hice lo que tenía que hacer en el baño y me dispuse a vaciar la valija. Cinco minutos después escuche la puerta principal abrirse y escuche el grito de Gav.

—¡Niña! —grito alargando la a mientras subía las escaleras— Seguro sigues durmiendo la mona, pero esta perfecto que la streamer revelación tiene que des-

Paro en seco cuando me vio parada sobre la cama que ya tenía hecha un quilombo por todas mis cosas.

—Ah, que ya estás despierta —dijo acercándose a mí y dejando un beso sobre mi cabello—. Buenos días, guapa —saludo y se acostó sobre la cama apartando mis cosas con poca delicadeza—. Oye, que nos han invitado una amiga de Balde a su nueva casa... bueno, básicamente solo invito a Balde, pero, dijo que no había problemas en que fuéramos los chicos... y pues yo te invito a ti. —finalizó con una sonrisa de ojos cerrados mostrando su dentadura.

Rei —Vaale, o sea ¿vamos de colados? —cuestioné mientras doblada un pantalón.

—No —levantó su dedo índice—, no confundas, nos invitó Ale, que él sí que está invitado.

Solté una carcajada.

Pasamos la tarde jugando a la play. Primero jugamos al FIFA, como por dos horas siendo yo la que ganaba, Gavi era malísimo; y también jugamos Fallout 4 que lo había comprado cuando fuimos al centro comercial. Cuando dieron cuarto para las tres decidimos pedir comida a domicilio, Pablo pidió una pasta blanca y yo me pedí una ensalada rusa con pasta, que en la vida había probado pero tenía buena pinta.

—¿Queres ver Miss Americana en lo que llega la comida? —le pregunté sentándome con ambas piernas sobre el sofá.

Se limitó a soltar una carcajada y asentir, y sabía que aunque dijera que no me adueñaria de su tele y la pondría. Dieciocho minutos después, mientras Taylor cantaba All Too Well tocando el piano, y yo sin emitir sonido pero cantando igual; el sonido del timbre del apartamento se escuchó, entonces Gav salió a por la comida. La dejó sobre la mesita del centro y agarre mi paquete de pasta parandome a por platos y tenedores. Comimos mientras seguiamos viendo el documental cuando llegó el minuto veintiocho por salud mental, le adelante tres minutos. Lo empecé a hacer después de la segunda vez que lo vi, no era bueno para mi tranquilidad. Finalmente acabó y puede que haya llorado unas dos veces.

—¿A qué hora es la quedada?

—¿Son las...? —preguntó más para sí mismo viendo la hora en su móvil— En dos horas y media. —agregó.

—Vale, ¿te vas a duchar? —le pregunté levantándome del sofá llevando los platos a la cocina para lavarlos.

—Sip. Pero tranqui, que yo no me tardo una hora en la ducha como tu.

—Daalee pues apurate che.

Lave los platos y subí a la habitación a buscar que me pondría. No sabía si era una cena, una joda, ni idea. Pero busquemos algo de punto intermedio. Me decidí por unos bikers cortos, y una camiseta blanca de algodón fino a botones.