𝟭𝟴. I know places

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17 de Mayo 2023.
Venecia.

Despertar con la luz del sol de Venecia colándose por la ventana, y su aliento acariciándome la nuca; era tan confortable. Vamos, con solo respetar a su lado ya es reconfortable.

El día de ayer habíamos llegado a Venecia por la mañana. Habíamos ido a algunos lugares cerca del hotel, y antes de las siete de la noche, estábamos de regreso a el.

Mi novio había pedido casi una semana libre, y se la habían podido conceder después de rogar casi que casi de rodillas. Hoy era miércoles, y teníamos que estar mínimo el viernes por la noche para que Pedri pudiera estar en el entreno del sábado y poder estar para el partido del Domingo. Así que evidentemente sería un viaje cortito. Pero suficiente.

—¿Ya estás despierta, corazón? —le escuché preguntar con su voz mañanera, antes de dejar un beso en mi hombro descubierto.

Le regale una mirada sobre mi hombro, y sus manos se deslizaron hasta quedar en mi abdomen apenas cubierto por el top. Logro ponerme sobre la cama ahora boca arriba y él no demoró en subirse sobre mí, y dejarme un buen morreo de buenos días con sus manos en mi nuca.

—¿No se te apetece un mañanero, amor? —preguntó al separarse de mis labios pero con su mirada café en ellos.

Rei. —Capullo. —le deje un beso en el pecho y lo aparte de encima de mi, sentándome a la orilla de la cama.

Pero tampoco tardó en llegar a mi lado dejando otro beso en mi hombro. Se paró de la cama estirándose frente a mi mientras yo me hacía un moño mal hecho. Seguido de irse al baño dejando la puerta abierta y segundos después llegué frente al espejo de tal baño a echarme agua en la cara de culo que tenía cada mañana.

Ayer habíamos ido al famoso puente de Rialto, y era verdaderamente hermoso, también habíamos dado un paseo en góndola, y antes de que regresaramos al hotel habíamos pasado por una pasta a DalMoros' un restaurante de pasta que terminamos comiendo en unas escaleritas frente a un canal, pues el restaurante no tenía mesas para comer.

—Amore, ¿cuál está mejor?.

Estaba frente al espejo solo con ropa interior probándome dos vestidos por encima. El primero era azul celeste que me llegaba casi hasta los talones a florecitas negras con una abertura al frente, y el otro era uno negro que me llegaba por arriba de las rodillas a flores negras, con las magas fruncidas.

Mi novio iba saliendo de ducharse, con una toalla atada a su cintura sacudiendo el cabello con otra. Toalla que dejó sobre la cama para acercarse a mi.

—A ver —hablo alargando la r mientras tomaba los ganchos de los cuales colgaban los vestidos, haciendo lo mismo que yo, midiendolos sobre mi cuerpo— Este —dijo refiriendose al vestido negro—. Te luce las piernas.

Le di un golpecito en el hombro haciéndole reír. Y finalmente me pase la prenda por el cuello, acomodandolo frente al espejo. Ya me había maquillado, pero un maquillaje muy suavecito. No me apetecía tener que estar retocándolo cada dos por tres con el calorcito de Venecia. Me puse mi crema de pelo y me lo peine y lo dejaría secar al natural.

Después de veinte minutos más de arreglarnos, salimos del hotel a nuestro destino de hoy.

"Isla de Murano".

Para llegar viajamos en vaporetto por unos veinte minutos.

Siendo mediodía, habíamos estado hasta las cuatro de la tarde andando por aquí por allá. Dejando algún que otro beso entre callejones solitarios, caminando de la mano. Y antes de regresar al hotel, pasamos por un pequeño restaurante de la isla.

INMARCESIBLE | Pedri G.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora