Anahí se puso en alerta en un instante y se incorporó en la cama.
—¿Qué pasa?
—Tu padre tuvo una reunión con Alfonso anoche. Nos ha cortado el grifo totalmente. Se acabaron los fondos. Seguimos manteniendo la casa, pero no sé cómo vamos a poder vivir.
—Pero ¿por qué? —preguntó Anahí, preguntándose por qué Alfonso se había reunido con su padre la noche anterior. ¿Había sido con él con quien había estado todo el tiempo? ¿Con su padre y no con una mujer? Nada tenía sentido —. No entiendo nada.
—Yo tampoco. Pensaba que nos estábamos organizando muy bien. Estoy preocupada por tu padre… llegó a casa hace poco y venía muy agitado y, bueno… estoy preocupada.
—Tiene que haber un error. Alfonso no puede hacer eso. El acuerdo…
—Cameron ha dicho que el acuerdo se ha roto…
—¿Y ha dicho por qué?
—¡Oh, querida! Cameron estaba muy trastornado, no creo que…
—Dímelo —insistió.
—Cameron dice que Alfonso ya no lo necesita —dijo su madre entre gemidos—. Ya tiene lo que quería — Anahí miró en dirección al cuarto de baño. «Maldito hijo de perra…», se dijo—. ¿Crees que podrías hablar con él, que podrías hacer algo?
Anahí ya estaba fuera de la cama, buscando algo que ponerse, decidida a estar completamente vestida antes de que Alfonso saliera del baño.
—No va a salirse con la suya. No te preocupes. Ya se me ocurrirá algo. Lo resolveré.
Se puso unos vaqueros y un suéter. Estaba recogiéndose el pelo en una coleta cuando el objeto de su ira apareció vestido únicamente con una toalla alrededor de la cintura mientras se secaba el pelo con otra. Se detuvo en la puerta y dejó de frotarse el pelo.
—Estás despierta…
Ella volvió la cabeza mientras se dejaba caer en la cama para ponerse las botas.
—Tu capacidad de observación me impresiona.
—Así que estás enfadada conmigo. Ya lo esperaba —dijo, dirigiéndose al armario.
—Por supuesto, ¡estoy muy cabreada contigo! ¿Qué demonios esperabas?
—No creía que fuera tan importante.
—Has faltado a tu palabra. Me has mentido.
—¿No crees que estás exagerando un poco? Iba a disculparme, pero ya veo que da lo mismo.
—¿Crees que una simple disculpa puede arreglar lo que has hecho? Me crispas los nervios…
—¿Qué quieres entonces?
—Salir de aquí.
—¿Te vas a marchar porque no he llamado?
—¿De qué demonios hablas? —exigió ella, mirándolo a la cara.
—No tenía ni idea de que te tomarías tanto trabajo —dijo, mirándola como si estuviera loca—. La cena, las velas, una mesa para dos…
—No estoy hablando de lo de anoche —dijo Anahí, agitando una mano en el aire.
Alfonso respiró hondo.
—Entonces, para decirlo con tus palabras, ¿de qué demonios hablas?
—Mi madre acaba de llamar. Me ha dicho que has roto el acuerdo. Nada de dinero.
—Ah, entonces te has enterado —dijo, tirando al suelo la toalla.
—¡Oh, sí! Me he enterado de todo. Me he enterado de que le has dado a mi padre la feliz noticia de que el chollo se había terminado, ya que habías conseguido una dulce esposa de la alta sociedad.
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Boda por venganza.
Romantizm[Aclaración: esta historia es una ADAPTACIÓN sin fines de lucro. Todos los derechos quedan reservados a su autor original, así como la portada.] Se había casado únicamente para salvar a su familia... pero despreciaba a su marido. Por mucho que odia...