Capítulo 11: Torero

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- Julián 9 -

- Juli mis ojos están acá arriba - soltó Lautaro riendo. La puta madre, me habían pillado.

- Eh si... No te estaba mirando el bulto, solo miraba ahí - dije nervioso mientras señalaba la línea de su bronceado - Ahí noté que estás bastante bronceado.

- No dije que me estabas mirando el bulto pero gracias por la aclaración - Lautaro se miró abajo y sonrió - Italia es hermoso y tiene altas playas - dijo aún riendo de mí actitud - Tenés que visitarme allá algún día.

- Ehh si si puede ser - contesté sin más intentando calmarme.

- Una última pregunta Juli - dijo Lautaro acercándose a mí. Era un poco mas alto que yo y con el copete aparentaba un poco más. Yo tragué saliva al tenerlo tan cerca.

- ¿Que?

- A vos te gustan los pibes ¿verdad? - mí corazón se detuvo por un segundo. Como si me faltara el aire.

¿Que podía hacer? ¿Confesarme y tirarme a la pileta a ver si hay agua con Lautaro o negarlo todo y seguir en el clóset?

- Tranqui si no querés contestar - soltó él luego de notar mí incomodidad supongo - A mí si - dijo y se acercó aún más a mí.

No lo podía creer, tenía razón Lautaro era trolazo como yo. No estaba delirando, si me tenía ganas. El toro cortó mis pensamientos cuando volvió a hablarme.

- Bueno no todos los pibes pero si un par de ellos, jaja.

- ¿Yo te gustó? - pregunté haciendo a un lado todos mis miedos y con más ganas que nunca de besar a alguien. Lautaro me miró a los ojos, serio, luego miraba mis labios mientras acortaba la distancia.

- Creo que vos ya sabes la respuesta a eso - contestó el toro de forma muy seductora. Yo miré al piso algo avergonzado, me sonrojaba sentír el deseo de Lautaro. Lo podía notar al verle los ojos, y yo también lo deseaba, estaba esperando que me de un chape de una, sin más vueltas, yo no lo iba a hacer.

- Si jaja... Ya lo sospechaba de hace rato - me animé a contestar.

- Y entonces ¿por que nunca me dijiste nada? - dijo mientras apoyaba su frente con la mía, los tenía ahí a sus labios, tan cerca que cuando él hablaba podía sentirlos rozar levemente los míos. Pensé en su pregunta y se me fueron las ganas.

- Tenes mujer y una hija - dije para alejarme unos pasos para atrás. No quería ser una zorrita que va detrás de los pibes con novias. Lo de Enzo ya era demasiado rompe hogares para mi, no iba a poder soportar hacerle eso a otra niñita como la hija de Lautaro.

- Eso es problema mío Juli, no tuyo - contestó aún seductor mientras se acercaba lentamente a mí. Yo seguía yendo parar atrás al mismo ritmo que él avanzaba.

- No quiero repetir errores del pasado - dije y Lautaro se detuvo por un momento.

- Que chico responsable - dijo mientras movía la cabeza. Agarró su teléfono y buscó por unos segundos, yo lo miraba confundido intentando ver qué era lo que hacía en su teléfono. Al ratito me extendió su celular, yo lo miré raro, estaba abierto el WhatsApp - Tomá leé - dijo el toro con una sonrisa de costado.

Agarré su teléfono, tenía el chat con su mujer. Lo que leí me dejó la boca abierta, el hijo de puta le pedía permiso a su novia para ir por mí. La mujer le había mandado un audio el cuál yo obviamente escuché. La nota de voz era ella, la mismísima Agustina hablando, no lo podía creer.
Ella le daba permiso para estar conmigo y en el mismo audio ella perdía permiso para estar con otro pibe. Me interesó ver el resto de conversación, era oro puro, Lautaro le agradeció por el permiso y acepto que esté con el otro pibe luego de que ella le pasara fotos del muchacho en cuestión. Yo estaba que no podía creerlo.

La Picadura (Enzulian) [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora