Capítulo 16: Confesión

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- Julian 10 -

Mí día había sido bastante tranquilo hasta el momento en que quise irme a bañar...

Faltaba un tiempo largo para la cena, había estado hablando unos minutos con Emilia, la verdad es que con ella cada vez me llevaba mejor. Hoy me nació a mí llamarla por primera vez, la tomé por sorpresa trabajando por la diferencia de horarios, pero se dió un tiempito para hablar conmigo. Había decidido contarle todo lo que había pasado con Enzo y con Lautaro, le confesé que ya no era más un virgo y ella se puso a gritar como si le estuviera pidiendo matrimonio, fue de mucha ayuda con esos temas y me dió muy buenos consejos. Me cagué de risa al recordar cuando me dió su consejo máximo "Julián, mí consejo es... Culiatelos a todos, no dejes ni uno"  Su estilo de vida era interesante, la verdad siempre tuve alma de prostituta, pero me faltó el autoestima para serlo, ahora ya no soy un pibe virgen de 22 años y con acné, igual seguía teniendo todo eso, pero ya no era virgen. Quizás ahora podía comenzar a seguir el consejo.

El sexo era glorioso, Lautaro había arruinado la paja para mi. Quería culiar todos los días a partir de ahora, El toro me venía de diez en estos momentos. No podía dejar de pensar en anoche, todavía sentía su agarre en mí cintura y por supuesto que tenía el culo dolorido después de tanta acción. Ahora cuando iba al baño sufría, tendría que esperar unos días para volver a usar mis nalgas, pero había otras cosas que se podían hacer con Lauti.

Estaba a punto de desvestirme para entrar a la ducha cuando alguien llamó a mí puerta <<La puta madre>> dije embolado. Cerré la canilla de agua y fui a ver quién era. Me sorprendi al ver a Messi del otro lado.

- ¿Messi? - dije sonriendo. Ya lo había visto millones de veces pero no dejaba de sorprenderme cuando aparecía frente a mi, y es que se trataba de mí ídolo, siempre fue mí sueño jugar con él y todavía no caía de que estaba, de a poquito, cumpliendo mí sueño.

- ¿Que hace Juli, estás desocupado? Necesito hablar con vos y Enzo - Messi miró a dentro, imagino buscando a Enzo. No sabía para que nos quería ver pero lo hice pasar.

- Pasá Leo, pero estoy solo yo. No está Enzo - dije yo pensativo.

- No sabés dónde se fue?

- Ni idea, no volvió desde el entrenamiento - respondí sincero. No tenía ni idea en donde podría estar el moreno.

Después de haberlo visto llorando como un nene está mañana no había vuelto a hablarlo en todo el día. Se veía bastante extraño hoy en el entrenamiento, me preocupé por él. Creo que había sido muy duro con él, pero era mejor así. Emilia me lo había dicho también "No le permitas que te manipule, no sientas culpa"  había dicho y tenía razón, tenía que dejarlo ser y por mucho que duela dejar que las cosas se acomoden solas con el tiempo.

- Bueno vení vamos a buscarlo - dijo y yo obviamente le obedecí. Si Messi me decía que me tiré de un precipicio yo voy y me tiro.

Buscamos en las habitaciones de todos y no estaba, bajamos a la cocina no había señal de él, el siguiente cuarto era el del gimnasio y tampoco había señales de Enzo. Llegamos hasta una de las puertas que daban a un pequeño patio interno donde había mucho verde y muchas plantas. Nosotros le decíamos el jardín de la AFA puesto a qué los organizadores habían puesto un cartel gigante con el escudo de la selección. Ya estaba oscuro así que el cártel estaba iluminado. La imagen era muy épica.

- Esperame acá, yo lo voy a traer - soltó Messi abriendo esa puerta del jardín. Yo cruce la puerta y me quedé sentado ahí en un banquito que había frente a mí había una hermosa fuente con aguas danzantes, con los colores de Argentina. Era un lugar hermoso en realidad. Pensaba que tenía que pasar más tiempo acá antes de irnos.

La Picadura (Enzulian) [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora