26

2K 113 17
                                    

Por la tarde, salí a almorzar con Sadie y le conté lo que había sucedido.

—Lo sabía t/n, no en vano ella lo tenía en un altar, era porque se estaban acostando. —

—Nunca lo sospeché, alguna vez sí pensé que estaba enamorada de él por la forma en que se expresaba pero no imaginé que tuvieran un amorío. —

—Las relaciones humanas son difíciles y los hombres son muy débiles, caen fácil ante el sexo, por eso ahora debes tener mucho más cuidado, veme a mí. —

—Y, por cierto, ¿cómo van las cosas con Dylan? —

—Ya iniciamos los trámites del divorcio, mañana es la primera audiencia. —

—Entonces, ¿No hubo arreglo? —

—No, nos hemos dado cuenta que nos casamos sin conocernos, cegados por el fuego de la pasión y aunque ese todavía está presente no es lo único que mantiene viva una relación, algún día se acabará y entonces, ¿Qué nos quedará? Somos completamente distintos, no tenemos nada en común, así que no tiene caso seguir juntos. —

En eso mi celular sonó, lo tomé y era número restringido, no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quién se trataba.

—Hola. — Respondí de lo más normal.

—Vaya, hasta que me contestas, me tenías con el alma en un hilo, ¿Sabes dónde estoy? — Escuché su voz aterciopelada con un tono de preocupación.

—No tengo la más remota idea, por la hora que es y considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar. —

—Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un boleto para Nueva Jersey, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no has contestado mis mails y no había podido comunicarme a tu telefono, me tenías sumamente preocupado. —

—Aidan, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes porque alarmarte. —

—Está bien, entiendo, disculpame por ser tan aprensivo pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien por favor. —

—Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte...por cierto, ya compré la webcam. —

—Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré cuando allá sean las diez de la noche, ¿Está bien? —

—Pero, Aidan, allá serán las tres de la mañana, tienes que dormir. —

—No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me adapto bien al cambio de horario. —

—Sigo pensando que estás loco. —

—Claro que lo estoy, pero por ti. —

—¿De verdad? —

—¿Y por qué lo dudas? Si no estuviera loco por ti no te escribiría todos los días ni estaría ahora a punto de regresar a Estados Unidos sólo para asegurarme que estás bien, debes tenerme confianza, corazón. —

—Lo sé. — Respondí con un suspiro.

—¿Enserio estás bien t/n? —

—Sí, anda, ya ve a cenar, no es necesario que vengas. —

—Está bien, entonces nos vemos a esa hora, ¿Sí? —

—Vale, hasta entonces. —

—Cuídate mucho corazón, por favor, te mando muchos besos. —

—Yo también, adiós. —

Llegué a casa y cené mientras veía la televisión, no me quise cambiar de ropa porque vería a Aidan por la webcam, lo cual me tenía nerviosa. La conecté y verifiqué que sirviera, me tomé una foto y la puse en el messenger. A las diez en punto él se conectó y de inmediato me escribió hola y me mandó la invitación para la videollamada, sonreí y la acepté.

𝐌𝐢 𝐀𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora