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Leonardo también dijo que se iba a dormir y entonces t/n le puso de pretexto, para no subir con él, que lavaría los platos, él quiso darle un beso y ella lo esquivó alegrándome. Cuando se escuchó que cerró la puerta, me acerqué y le agradecí su ocurrencia, la besé y luego caminamos a la cocina tomados de la mano.

Empezó a lavar los platos y le pedí que me contara sobre ella, estaba seguro que aún ignoraba muchas cosas de su vida, entonces me pidió que primero le contestara una pregunta y acepté, me cuestionó la razón por la que tenía esos encuentros en lugar de ligarme a alguien de forma tradicional, cosa que sí había hecho alguna vez y le expliqué brevemente que un amigo me había involucrado en esa sociedad secreta y que me había gustado el rollo de los desconocidos, así que aproveché para preguntarle quién le había dado mi teléfono, eso me había inquietado desde un principio y me contó que fue una chica en un bar a la que casi ni recordaba, yo no tenía idea de quién pudiera tratarse, pero, le agradecía su imprudencia porque eso me había llevado a conocer a t/n.

También le pregunté el por qué me había llamado la primera noche y me respondió lo que ya sabía, que era su cumpleaños y estaba sola, otra razón para odiar a Leonardo, aunque a la vez debía agradecérselo, porque su abandono fue lo que hizo que ella me buscara. Se molestó cuando le comenté que no imaginaba quiénes estaban involucradas en la secta y me dijo que se le revolvía el estómago de imaginar con cuantas había estado, así que la abracé por detrás.

—¿Ahora entiendes lo que yo siento al pensar que Leonardo pueda tocarte? —

—No es lo mismo, él es mi novio. —

—A eso precisamente me refiero, ustedes han hecho el amor, sé que suena tonto, pero es la verdad, yo sólo he tenido sexo con esas mujeres, ninguna había significado nada. — Ella me había hecho conocer esa diferencia. — Hasta que tú apareciste una noche y me cambiaste la perspectiva de todo. — Agregué.

—¿Entonces no soy una más? —

—¿Y todavía lo preguntas? Jamás había roto las reglas t/n, sabía perfectamente que esas mujeres estaban con otros de la misma forma que conmigo, así que ninguna valía la pena, pero contigo fue muy diferente, por eso no te dije la última regla, desde un principio supe que no le darías mi teléfono a nadie, así que no era necesario decirla. —

—¿Y ahora qué va a pasar? —

—Lo que tenga que pasar, lo único que debes saber es que no dejaré que salgas de mi vida. — La quería para mí. — Y espero que el que salga y pronto de la tuya sea él, no quiero compartirte con nadie. — Guardé silencio unos segundos. — Y menos con él. — Que era un bastardo mentiroso.

—¿Por qué lo dices de esa forma? ¿Tú sabes algo de Leonardo que yo desconozca? —

—No, me gustaría para que de una vez por todas lo dejaras, pero no sé nada, mejor olvidémonos de él y aprovechemos estas horas juntos. —

Por supuesto que le conocía el historial al tipo, pero no consideré que fuera buena idea el que precisamente fuera yo quien se lo dijera, los unía una amistad de años y aunque me doliera, t/n le tenía un gran cariño y no sabía si me creería, tal vez pensaría que lo estaba inventando por mis celos, lo único que me quedaba era esperar a que ella se diera cuenta, él no era demasiado discreto que digamos y estaba seguro que en cualquier momento cometería un error.

Comenzó la seducción a través de los platos, el jabón y nuestras manos rozándose, yo pegaba mi cuerpo al de ella que reaccionaba de la misma manera provocando que la excitación se hiciera presente y aumentara vertiginosamente. La acaricié con las manos mojadas y sentí como se estremeció, me fascinaban todas y cada una de sus reacciones, que se dejara llevar, que nos permitiera experimentar otras formas de entregarnos, sin importar la hora ni el lugar.

𝐌𝐢 𝐀𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora