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Abrí los ojos y t/n no estaba a mi lado, miré el reloj de la mesa de noche y marcaba las ocho y treinta y cinco de la mañana, era muy temprano para que se hubiera levantado en sábado, lo más extraño fue que no me despertó como acostumbra. Estaba a punto de levantarme cuando escuché que abría la puerta de la habitación y me hice el dormido. Sentí que se sentó a mi lado y acarició mi frente, después me dio un suave beso en los labios.

—Feliz cumpleaños, mi amor, el desayuno está listo. — Susurró en mi oído.

—¿Te levantaste temprano sólo para prepararme el desayuno? — Pregunté abriendo los ojos finalmente.

—Claro, es tu cumpleaños y me toca consentirte. — Respondió acariciando mi nariz con la suya.

—¿Y qué preparaste? —

—Jugo, fruta y pan cakes. —

—Rico, pero a mí se me antoja otra cosa. — Dije acariciándole la mejilla.

—¿Ah sí? ¿Puedo saber qué se te antoja? —

—Algo más jugoso, dulce y delicioso. — Respondí tomándola de la cintura para subirla en mí y después me di una vuelta para quedar encima de ella. — Tú te me antojas. —

—Eres un goloso, ¿Lo sabes? — Exclamó con una risita.

—Sí y tú eres mi golosina favorita. —

Nos besamos apasionadamente mientras mis manos acariciaban sus senos por encima del pequeño camisón que traía puesto y frotaba mi sexo contra el suyo, deslicé mi boca por su mentón y luego me comí su cuello, deleitándome con su sabor y sus gemidos. Sentí como sus manos bajaban mi bóxer y yo hice lo mismo con su bikini. Froté su punto más dulce con mi miembro en tanto subía el camisón para disfrutar de sus senos, se levantó para quitárselo y después me acarició la espalda al tiempo que nos besábamos nuevamente.

Entré en ella y se arqueó al sentirme, enterró sus uñas en mi espalda y yo lancé un quejido al sentirlas, comencé a moverme lentamente en tanto la miraba, ella me sonrió y acarició mis mejillas, enmarañó mi cabello y yo sonreí siguiendo con mis embestidas, sus manos bajaron a mis glúteos para impulsarme a profundizar más.

—Te amo Aidan. — Exclamó entre gemidos.

—Yo te amo a ti. — Respondí con la voz entrecortada.

—Sigue amándome Aidan...así...como me gusta. —

—¿De verdad te gusta, t/n? —

—Me encanta...hazme tuya...no pares. —

—Eres mía...sólo mía, t/n. — Aseguré sobre sus labios.

—Sí, sólo tuya...más Aidan, más. —

Aceleré la velocidad de mis movimientos, nos besamos una vez más, sincronizando los movimientos de nuestras lenguas y nuestros sexos, segundos después rompimos el beso y ella hizo su cabeza hacia atrás, apretaba los músculos de su centro generando un roce más supremo con mi miembro, gemíamos sin parar, puse mi frente sobre la suya y me moví más rápido en tanto ella seguía empujando mis glúteos y gritamos al mismo tiempo a causa de alcanzar el orgasmo juntos.

Me dejé caer sobre su cuerpo, mientras nuestras respiraciones volvían a su ritmo, ella me acarició la cabeza y después me enderecé ligeramente para probar sus labios una vez más, luego de unos minutos nos separamos para tomar aire y finalmente salí de ella y me acosté a su lado. Tomó la charola que había dejado en la mesa de noche y yo me cubrí con la colcha para que la pusiera encima.

—¡Feliz Cumpleaños! — Exclamó de nuevo.

—El más feliz de todos, porque te tengo a ti, eres mi mejor regalo. —

𝐌𝐢 𝐀𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora