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—Por dios Aidan, trata de controlarte. — Me dijo Juliet en voz baja.

—Es que no soporto verlos así, me dan ganas de contarle toda la verdad. —

—Pues hazlo, sería lo mejor para todos, ya me estoy hartando de este jueguito, ten las agallas para pelear por lo que quieres, pero como hombre no como niño. —

—Aunque quiera decírselo, no puedo, está de por medio la reputación de no puedo hacerla quedar mal frente a él, tal vez no me lo perdone. —

—Entonces compórtate, si sigues así, Leonardo se va a dar cuenta, respira profundo y cuenta hasta cien en alemán. —

El comentario de mi amiga me hizo reír, yo no tenía ni idea de ese idioma. Entramos al restaurante del hotel y t/n de inmediato se sentó frente a Juliet, me ganó la risa, ella quería evitar a toda costa que la toqueteara por debajo de la mesa, yo moría por hacerle algo más que eso, pero tenía que aguardar hasta la noche, tenía que ir buscando el pretexto o el chantaje para estar a solas con ella otra vez.

Cuando terminamos de comer, t/n fue al baño y me le quedé viendo discretamente. Un par de minutos después yo también fui hacia allá, afortunadamente las puertas de ambos estaban una frente a la otra y era poca la distancia que las separaba, así que entré al de hombres y estaba vacío, esperé en la puerta y al momento que ella salió, la halé y la metí a uno de los compartimentos.

—¿Qué te pasa? ¿Estás loco? — Exclamó sumamente nerviosa.

—Ya sabes que sí, no puedo estar un minuto más sin besarte. —

Iba a replicar, pero mis labios callaron los suyos por medio de un ansioso beso que ella me devolvió de la misma forma, mis manos recorrieron su cuerpo y se posaron en sus senos que empecé a masajear, su mano bajó a mi miembro que fue acariciando de a poco, mi lengua viajó a su cuello y se lo mordisqueé ligeramente, un jadeo escapó de sus labios y volví a besarla para evitar que alguien escuchara lo que estábamos haciendo, la adrenalina la sentía al máximo en mi cuerpo, era grandioso hacer cosas prohibidas con ella, como ahora, en un baño público y con el novio cerca.

—¡Aidan! — Exclamó Juliet tronando sus dedos en mi cara sacándome de la ensoñación. — Reacciona. — Agregó y me percaté que no me había levantado de la mesa.

—Perdón, ¿Qué decías? — Ni siquiera tenía idea si era ella la que hablaba o Leonardo.

—Que vayamos a comprar las entradas para el espectáculo musical y que mientras empieza podemos recorrer las tiendas a ver que compramos. —

—Suena genial. — Respondí en automático tratando de recobrar el sentido de la realidad.

En cuanto t/n regresó, salimos de ahí para comprar los boletos del dichoso evento que empezaría dos horas después, las cuales se me hicieron eternas, sólo tenía una cosa en mente y me estaba desesperando, afortunadamente Juliet me distraía, aligerando leventemente la tortuosa espera. Ni siquiera le puse mucha atención al espectáculo, miraba de reojo a t/n, un asiento nos separaba y yo moría por tocarla, por acariciarla y por besarla, pero tenía que seguir esperando a que llegáramos a la casa y aún no se me había ocurrido nada que decirle para volver a encontrarnos en el cuarto de lavado.

Cuando finalmente terminó el show fui el más feliz, durante el regreso a la casa fuimos comentando cómo había estado y una vez que llegamos, cada quien se fue a su respectiva habitación. Yo caminaba de un lado a otro en la mía y luego pegué el oído en la puerta del baño y escuché ruidos, aunque no me quedaba claro quién era.

Me desvestí y sólo me quedé en bóxers, estaba por marcar el celular de cuando decidí arriesgarme a asomarme al baño y la vi sin que ella se diera cuenta, regresé por un condón, luego entré y cerré la puerta cuidadosamente, puse el seguro de la que daba a su recámara, dejé el condón en el lavabo y me paré detrás de ella que se llevó un gran susto al verme ahí, alcancé a taparle la boca para ahogar el grito que emitiría y después le expliqué como había entrado ahí.

𝐌𝐢 𝐀𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora