Capitulo XVI

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Abel

Me despierto desorientado, volteo a todos lado y como es costumbre Lauren ya sé a despertado, aún es oscuro afuera, no ha salido el sol, escucho los ruidos provenientes del baño y un momento después la veo salir de ahí.

—Buenos días, conejita— susurro adormilado.

—Buenos días, cariño— dice la castaña sonriente— justo iba a despertarte, recuerda que hoy vamos a bucear, así que tenemos que prepararnos, quiero desayunar temprano para que no me dé fatiga luego— mueve su manos mientras me explica.

—Cierto, Kevin me dijo que vamos a esperar que Aneko tome la clase, no sabe bucear bien todavía— ruedo los ojos.

—No entiendo cómo todavía no aprende, ya lo hemos hecho mas de diez veces— dice mientras se acerca.

—Mas de diez veces— digo pícaro y está suelta una carcajada.

—Idiota— dice con esa típica risa que ahora suele usar— tenemos que arreglarnos o se va a hacer tarde— ahora me regaña con la misma actitud.

—¿Quieres que te coma un poquito antes de irnos?— sonrió pícaro.

—Abel, ya me duele, déjame respirar un poco hombre— habla sonrojada y yo boto una carcajada.

—Te diré lo mismo— hago una pausa— vale, pero te lo haré toda la noche.

Y así continuamos por un momento hasta que decido irme, el sol ya había salido y faltaban unos parte de minutos para irnos, Lauren ya se había puesto su bikini azul súper pequeño, la parte baja era solo un pequeño hilo que dejaba ver casi todo, prácticamente no me dejaba nada a la imaginación, esas nalgotas redondas se veían tan ricas de solo imaginarlo me pongo duro.

Lauren era todo lo que yo deseaba en una mujer, es fuerte, valiente, súper inteligente, carismática, femenina, calmada, con carácter, muy buen sentido del humor, no tenía complejos o baja autoestima y aunque está marcada por ese terrible accidente, es una de las personas que más admiro.

Ella es la combinación perfecta entre la locura y lucidez, una cuna de creatividad y una fabrica de pensamiento gigantesco, ella no era la pieza de un rompecabezas que necesita encajar, sino la magia completa de el.

Por otra parte estaba Amber, habíamos sido novios en ultimo año de secundaria, pero no llego a más de eso, luego seguí con mi vida, me di cuenta que no podía olvidar a Lauren, ni siquiera alejándome de ella, siempre estaba presente en mi pensamiento y ninguna mujer se merece estar con un hombre que piensa en otra, pero Amber había desarrollado un apego tan grande a mi que me hacia sentir culpable, yo la metí en eso y ahora ella solita no sabía salir, necesita ayuda psicológica, ya se lo había propuesto pero siempre termina negándose.

Llego a mi habitación, anoche Lauren había aparecido en esta, pero después de una cómoda extensa platica terminamos en su habitación, rápidamente me ducho y busco cualquier cosa que poner, unos shorts azul cielo para combinar con mi chica, unas sandalias negras y un polo azul marino, me pongo el reloj que suelo usar para bucear, me cepillo los dientes y estoy listo.

En el ascensor me encuentro con Hiro, se queda callada cuando me ve, pero el hombre no tarde en mirarme de arriba abajo.

—Buenos días, hermano— digo para aligerar el ambiente.

—Buenos días, hermano— responde de igual forma.

—¿Todo bien?— pregunto despreocupado.

—Todo bien— dice igual de serio.

—Quiero preguntar algo, sino te importa— este asiente en respuesta— ¿Qué es lo que especialmente te molesta? Dime, somos hombres, podemos entendernos, aún nos quedan muchos días del viaje y no se va a arruinar por algo que quizás se puede hablar.

LAUREN [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora