Capitulo XIII

40 7 3
                                    

Ocho horas después, nuestro vuelo aterriza en el aeropuerto de Bali, Indonesia, habíamos hecho escala en Singapur.

Llegamos justo al mediodía, hora local; luego de pasar por nuestro equipaje y hacer los respectivos procedimiento, caminamos en marcha a la salida, con la maletas en un carrito. Un hombre de rasgos asiáticos, aún que no muy marcados, va vestido de traje negro y lleva un cartel con el nombre de Kevin en el, los dos se saludan como si se conocieran, puedo identificar cómo Ahmad, así lo ha llamado Kevin, nos dirige hacia la salido del aeropuerto. por lo que entiendo, Ahmad será nuestro chófer, Kevin lo conoce, por que viajó hace unos años con sus padres.

En la salida, Ahmad nos abre la puerta de un elegante transporte ejecutivo negro, con las maletas en su lugar y nuestro chófer al frente, nos ponemos en marcha.

El transcurso se me hace pesado, nos dirigimos a un resort, W Bali-Seminyak, un muy elegante resort cinco estrellas; me encuentro cansada, gracias al festejo que nos hemos pegado anoche, los chicos hablan sobre Bali, Aneko que es la más empapada en cultura, habla sobre su cultura y gastronomía, parecen frescos, sin resaca o sueño; en cambio yo estoy destruida, agotada y dolorida, me mantengo con los ojos cerrados, mientras los escucho hablar atenta.

Espero tener mi privacidad en el resort, mi propia habitación, compartir mi cama con Abel no me causa comodidad, ahora en la situación en la que estamos, eso se podría prestar para llegar a más, mucho más, cosas que prefiero evitar; además de que estoy acostumbrada a dormir sola, sin compartir mi espacio personal, fue agradable lo que pasó en Maldivas, pero es mejor evitar.

—Lauren ¿Te sientes bien?— escucho decir la preocupada voz de mi hermana.

—Si tranquila, estoy bien— digo abriendo los ojos— solo estoy un poco agotada.

—Vale, al llegar comemos y te puedes ir a descansar, ya saldremos mañana— me dice ella.

—Si ya sé, algo me comentó Abel en el avión.

—Como tenemos más días aquí, preferimos descansar hoy y mañana salir a explorará está bella isla— me explica.

—A los chicos sí les gustan inventar— suspiro.

—Eso hace nuestras vidas interesantes— sonríe ampliamente.

—Ya quiero llegar, comer y dormir— digo ignorando su comentario por completo.

Al llegar al resort, vamos directo a la recepción, el espacio de concepto abierto, arquitectónicamente hablando da gusto a la vista, muy modernos y sofisticado, altos techos, dejando entrar la luz natural por doquier.

Los huéspedes camina a nuestra alrededor vestidos informal, tan natural y despreocupados, a diferencia del otro resort este si estaba repleto de turistas, luego de registrarnos e hicieran la entrega de nuestra respectivas tarjetas, cada uno se dirige a su habitación.

La mia es muy cómoda y sobria, un suite con tina y vista al mar, perfecta para mí, una cama bastante aceptable, una TV y lo que se podría necesitar. Me acomodo en mi espacio, saco de mi maleta el protector solar, me aplicó un poco en el rostro y aprovecho para cepillar nuevamente mis dientes, aprovecho de ducharme y ponerme un vestido cómodo.

Como he quedado con los demás para almorzar, me dirijo al restaurante del resort, Laura me había llamado para decirme que ellos ya estaban allá, teníamos que almorzar, pero después yo tomaría un cómoda siestas, me encuentro demasiado agotada.

En el ascensor, me consigo con una pareja joven, recién casados por lo que puedo notar, hablan español y puedo entender perfectamente su conversación, sobre las excelente luna de miel que están teniendo.

LAUREN [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora