Capítulo XXII (Fin)

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Lauren

Los ojos de Abel irradian irá, pero a su vez decepción, mis palabras lo están lastimando, sus ojos suplicantes, como si debatiera lo que tiene que hacer, tratando de decidir sus próximas palabras.

-De acuerdo, entonces no tengo nada que hacer aquí, fue bonito sentir que me querías en tu vida- dice con un matiz de decepción y sin más sale de la habitación.

Se fue.

-Abel, no te vayas- las lágrimas se me salen.

Se ha ido, lo deje ir, le mentí, hice lo peor del mundo.

¡No!

Las lágrimas comienza a brotar de mis ojos sin parar.

¿¡Pero que hice!?

Tengo que llamarlo.

Agarro mi teléfono y marco su número, suena y suena, pero no contesta la llamada.

Pero que imbécil soy.

Me pongo de pie y voy directo al baño, tengo que ir tras él, me lavo la cara y me cepillo los dientes.

-¿Lauren?- escucho su voz y me tenso inmediatamente.

¡Mierda! ¿Qué hace ella aquí?

-¿Hija?- me tenso más.

¿Cómo me dijo? ¿Hija?

Salgo de baño en dirección a mi habitación y ahí están parados los dos, mi madre se veía diferente, cambiada su cabello estaba más corto, su cara está lavada y se veía falta, sus ojos verdes opacos y rojos, mi padre sostenía su mano y los ojos igual de rojos, habían estado llorando los dos.

-¿Papá?- susurro.

-Aquí estoy bebé- dice con ese tono de voz dulce.

Las lágrimas se desbordan de nuevo y mi cuerpo comienza a vibrar, me abalanzó sobre mi padre y este me recibe en brazos, su olor me tranquiliza.

-Hija ¿Qué pasa?- suena angustiado.

-Lauren- dice la voz femenina de mi madre -aquí estamos para ti, ¿Qué pasa?- me acaricia la espalda- Laura nos dijo que Abel estaba contigo ¿Dónde está?

¿Acaricia mi espalda?

-Lo arruine- digo llorando -se fue... yo... yo lo aleje... el me dijo que me quería y yo... lo arruine como siempre- sollozo.

-Lauren, cálmate por favor mi niña- dice él para tranquilizarme- habla con calma, por favor, ya estamos aquí, estás alterada, estuviste al borde de la muerte, aquí estamos cariño- acaricia mi cabello.

Me guía a la cama y me siento con el en esta.

-Papá es que no lo entiendes- vuelvo a llorar- estoy enamorada de él y lo aleje de mi, me aterre y le dije cosas horribles, se fue y después me arrepentí, ahora no me responde el teléfono- las manos me tiemblan.

-Siempre estuviste enamorada de ese muchacho hija, todos lo sabíamos- susurra ella cariñosa sorprendiéndome.

-Tu madre tiene razón hija, si ese chico no lo nota es porque está realmente ciego- concuerda con ella.

-Además tienes que descansar Lauren, debes estar agotada- dice mi madre.

-¡No, no puedo!- me pongo de pie alterada- tengo que ir por él, por favor - sollozo - necesito que me escuche- me agarró la cara.

De repente la puerta de la habitación de abre, dejando ver a una señora alta con grande ojos debajo de sus lentes, sus vestimenta y su actitud dejan clero que ella es la doctora, aunque no es la doctor que me atendió hace unas horas atrás y detrás de ella dos enfermeras con uniforme.

LAUREN [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora