Capítulo X

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ABEL

Un rayo de luz me pega directo en la cara, restregó mis ojos con el puño de mi mano, me siento en la cama, mi vista se dirige hacía el otro lado de la cama, se encuentra completamente vacío, la chica que anoche yacía plácidamente a mi lado anoche ya no se encuentra allí.

Me pongo de pie y me dirijo al baño, me lavo la cara y luego los dientes, una sonrisa se estampa en mi cara, recordando nuestro encuentro de anoche, la entrepierna me duele, mis bolas entumecidas gracias a la excitación.

Su apoteósica anatomía, sus labios hinchados y rojos, sus mejillas ligeramente pigmentadas, sus piernas contra las mías, su pequeña y delicada cintura, cómo me pedía a gritos que parara mis continuos ataques a sus costillas, el calor de su cuerpo, esa piel tan suave y dorada.

Me acerco al retrete para orinar, luego de lavar mis manos vuelvo a la habitación, me quedó parado en el umbral cuando la veo entrar, lleva un bikini rojo pasión que se acopla perfectamente a su voluptuoso cuerpo, mi atención se desvía a sus enormes piernas y ese perfecto trasero, luego están esas caderas, me pasó la lengua por los labios y aquella pequeña cintura, es una diosa, con su encanto derrite cualquier polo, pero con su carácter congela cualquier playa del Caribe.

-Buenos días, Lauren- digo con la voz ronca y esta se sobresalta.

-Buenos días, Abel- voltea a mirarme- pensé que estabas en otra parte- dice en modo de explicación.

-Me acabo de despertar- explicó.

-Ya veo- dice irónica fijando su vista en mi entrepierna.

-Que buena vista me das- digo provocando.

- ¿Qué haces con ver sin tocar? -no se inmuta.

Me paso los dedos por el labio inferior, ella no sabe que esta jugando con fuego y esta vez no se me va a escapar.

Me acerco a ella, me observa estática, me hundo en esos ojos cafés, cuando estoy muy cerca agarró su cintura con una mano y su cuello con la otra.

-No juegues conmigo, cariño- digo acercando mi cara a la suya.

Me agacho levemente rozando su nariz, la reto y la castaña no se inmuta antes mi posición dominante, nos observamos sin hablar, sin movernos.

Su olor a coco se apodera de todos mi sentidos.

-Esta es la guerra, cariño- me reta.

-Te vas a quemar, Lauren.

-¿Quién dice?- me lanza una mirada feroz.

-Yo- mi voz suena ronca.

Esta bota un risa irónica y sus manos se posicionan en mi pecho empujándome lejos de ellos y yo me alejo sin poner resistencia, se da media vuelta, no sin antes observarme una ultima vez y sale de la habitación.

Me quedo observando su hermoso trasero, antes de que se pierda de mi vista.

-¡Dios, qué mujer!- digo para mí.

Me echo una ducha rápida, para luego colocarme unos shorts de playa y una franela, salgo de la habitación y me encuentro de frente con Kevin, llevaba puesto aun el pijama, el español tiene el cabello alborotado y los ojos avellana opacos, con una pinta de que acaba de despertarse, chocamos nuestras puños y luego un nos damos un abrazo en forma de saludo.

- ¿Qué tal la noche? -me pregunta curioso.

-Fue interesante- pronunció orgullos y nos reímos cómplices.

-Ustedes dos terminarán juntos- menea la cabeza -si te soy sincero ¡Por dios! Es Lauren, inalcanzable, siempre a querido estar de esa manera al frente de todos.

LAUREN [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora