01-El auto y la lluvia

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—Te dije que tenías que cambiarle el puñetero aceite al coche —Salió del auto dando un portazo que casi me deja sorda. Ni siquiera tenía coche, ¿por qué coño opinaba?

—¿Y por qué iba a hacerte caso? No sabes ni conducir —Salí del coche, dejando que las gotas de agua me empaparan por completo—. No habras eso, si le entra agua al motor se jode todo.

—Pues muevelo. Joder. ¿Es qué no sabes hacer una mierda? —volvió a entrar al auto y lo seguí enfadad.

—¿Por qué coño tienes que ser tan gilipollas?, ¿es que no puedes hablar sin insultarme cada dos palabras? —encendí el auto moviendo la parte de delante para que quedara tapada por un pequeño techo.

—¿Y tú no puedes hacer caso de vez en cuando? Si me hubieras hecho caso no estaríamos en esta situación bajo una jodida tormenta a plenas 2 de la madrugada —Volvió a salir del auto y esta vez si abrió el capó dónde estaba el motor y todo eso. Volví a salir para ver que tan mal estaba el auto.

—Si apenas sabes conducir, Pablo. No iba a hacerte caso —empecé a revisar, pero la verdad es que no sabía una mierda de autos. Solo lo había comprado porque era el regalo de mi padre por mis 19 y porque era bonito.

—Pero si te lo hubiera dicho Pedri o Ferran si les haces caso, ¿cierto? —dijo enfadado acercandose a mi.

—Pues si, ellos saben conducir y saben de autos. Tú no—Pablo solo se hecho para atrás y se dejo caer en el suelo. Tirado en el suelo me dio un golpe en la pierna con el pie llamando mi atención. Gilipollas.

—Sientate. —ordenó jalando mi brazo y sentandome a la fuerza a su lado—. Llamaré a Pedri.

Me acomode sin renegar y recoste mi cabeza en su hombro. Pablo estaba calentito y me pegué más a el, no se aparto, ya estaba acostumbrado. De hecho, ya estabamos acostumbrados a esto, podíamos estarnos apuntando con un cuchillo y cinco minutos despues estar abrazados y riendo. Así funcionaba nuestra amistad.

—¿Qué te ha dicho? —dije cuando corto la llamada y me aparto para quitarse si abrigo.

—Que le hemos jodido el polvo y que esta aquí dentro de 20 —me dio su chaqueta—. ¿Por qué nunca vas abrigada? Que esta callendo un diluvio y tú vas como si estuvieramos en verano.

—Joder, deja de joderme por todo —me puse el abrigo y trate de tapar mis piernas descubiertas, a la vez—. Hubieras llamado a Ferran, cuando le jodemos el polvo a Pedri se pone de malas.

—Hubieras llevado el puñetero coche a una puñetera revisión y no tendríamos que haber llamado a nadie —me apartó bruscamente—. Joder que mal me caes por Dios.

—Pues la próxima vete en el coche de Pedri con su polvo de una noche y no me jodas a mi —me levante enfadada y me dispuse a cruzar la calle para estar del lado contrario al de Pablo.

—Joder, Lara, no te enfades —Pablo me siguió hasta el otro lado sin importarle mojarse y me volvió a poner el abrigo que le había tirado a la cara.

—Pues no seas tan pesado—quería llorar, Pablo siempre hacía que quisiera llorar.

—Deja de ser una llorona, ya has jodido suficiente el día—y ahí estaba, su lado más gilipollas. Volví a tirarle el abrigo y me dispuse a cruzar nuevamente la calle—. Lara, espera.

Pablo llego a mi lado nuevamente abrazandome por la espalda y pegandome a el, yo me dedique a llorar de lleno. Así eran la mayoría de nuestras conversaciones, ambos nos atacabamos con insultos y malos tratos, yo terminaba llorando y Pablo enfadado, aun que al final siempre nos pedíamos perdón y lo solucionabamos, aunque solo nos duraba un rato y luego ya estabamos discutiendo nuevamente. Si, un poco tóxico.

Tú y Yo Bajo La Lluvia || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora